Qué duda cabe que el mundo está ajetreado en estos últimos tiempos. En escasos días, empieza un conflicto bélico en el Líbia y hay una catástrofe sísmica en Japón. Demasiados acontecimientos en pocos días, además de los ya crónicos, como la guerra de Afganistan, la crisis económica, las rebeliones en varios países musulmanes, etc! Los organismos internacionales están revolucionados y tomando medidas urgentes para paliar los efectos de estos inesperados acontecimientos…
La verdad es que pienso que hay una relación entre todos ellos! Todos, de una manera más o menos directa, tienen que ver con el ser humano y sus efectos en nuestro querido y denostado planeta la Tierra! Las desigualdades en la población, los abusos de poder, los agravios comparativos entre países y sus efectos -sociales, medioambientales y económicos- más allá de su circunscripción geográfica. Y quizás todos ellos son consecuencia directa de la vanidad del hombre y de su complacencia… ¿o prepotencia?
Y, como pasa en la vida personal, basta que llegue una situación problemática o extrema para que se hagan evidentes las motivaciones reales que mueven al ser humano en nuestro mundo! Somos igual de rápidos en enviar ayuda humanitaria a un país en dificultades y miles de damnificados, que en cruzar medio planeta para iniciar un conflicto bélico para “restablecer el órden y promocionar la democracia” en un país en el que, obviamente, hay poderosas razones estratégicas, políticas y económicas para reclamar una reacción rápida y contundente! Seguramente, detrás, hay razones político-económicas suficientes: la ayuda humanitaria y la reconstrucción de la zona debastada por el movimiento sísmico se cobran, como la destrucción de un país en conflicto, con botín de guerra y, obviamente, el apoyo en su recontrucción! De alguna manera, en ambas -o en todas ellas- ”se hace leña del árbol caído“!
Ni que decir tiene que, en ambas o en toda ellas, hay víctimas y/o damnificados, responsables y culpables! Detrás del aséptico y anónimo eufemismo de “Comunidad Internacional”, hay una serie de países del mal llamado Primer Mundo que, ante las oportunidades del tipo que sean, se lucran y, cada día más, crean más diferencias entre los habitantes de la Tierra! Y los habitantes del mal llamado Tercer Mundo sufren cada día más y están más endeudados por los presuntos apoyos internacionales recibidos! ¿Por qué, pués, utilizamos -o mejor, los políticos- diferentes nomenclaturas, como conflicto, catástrofe humanitaria, insurrección, golpe de estado, transición, revolución… si todos los asuntos son tratados desde una misma perspectiva político-economicista? ¿Será al fin verdad que el hombre es un lobo para el propio hombre?
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