Quizás no debí marcharme sin decir nada, quizás tendría que haberme sentado frente a frente a escuchar lo que sentía en el silencio de una habitación a media luz.
En esa búsqueda reconocí en los álbumes de fotografía momentos que hablaban de mí, del tiempo y su memoria, de lo que ocurrió.
Decidí buscar imágenes de las personas y lugares que han habitado mi vida, sus círculos, sus huellas…También los objetos, los libros, las cartas, los sueños, todo lo que me ayudara a construir un diario visual.
Somos nuestros recuerdos… Pero éstos a menudo están llenos de huecos, de tachaduras, de momentos a los que no queremos regresar.
Conforme fui sumergiéndome, pude ver que quedaban espacios en blanco que no sabía descifrar y opté por utilizar fotografías de momentos, personas y lugares, ajenos a mí, pero que ayudaran a explicar que entre lo real y lo imaginado existe un lugar en el que puedo respirar otra verdad, una verdad visual.
Esta dulce trampa se abre y juega creando otras vidas, otros mundos… de días que nunca viví, pero que siento que hablan de mí.
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Texto: Javier Celán