Jazz

Publicado el 09 marzo 2013 por Migueldeluis

{Las vidas humanas} se componen como la música. Guiado por se sentido de la belleza, un individuo transforma un suceso fortuito {…} en un motivo, que luego asume un lugar permanente en la composición de la vida del individuo. {…} Sin darse cuenta, el individuo compone su vida de acuerdo con las leyes de la belleza, incluso en tiempos de angustia.

~ Milan Kundera, La insoportable levedad del ser

vida y mar

Estas palabras me alcanzaron el corazón después de hablar con unos amigos sobre la música india tradicional y el jazz. Resulta que ambos se parecen en que, sobre una estructura relativamente fija, se improvisa sin más objetivo final que seguir a la música hasta dónde esta nos guíe. En esta reflexión nos preguntábamos si el jazz podría ser una excelente guía para la vida.

Concluimos que sí. Partimos de unos cimientos sólidos, pero abiertos a la aventura. Quizás más que hablar de cimientos, que nos lleva a la imagen de una construcción, debiéramos hablar de timones y mapas, que nos lleva a los barcos. Y es que la vida se asemeja mucho más a un viaje por mar, sobre todo los de esa clase que se hacen a vela, dependiendo del viento y de las olas. El jazz bien pudiera ser una forma de sabiduría que nos permite ser felices, crear felicidad, sean cuales seas las circunstancias contrarias o adversas. En cada momento hacemos bello lo que de bello puede hacerse, sin forzar los ritmos ni renunciar a la belleza.

Todavía, más profundo. El jazz de la vida nos permite ser fieles a nosotros mismos y libres al mismo tiempo. Una vez un niño de doce años que era yo mismo tuvo unos sueños. Y este que soy ahora no quiere verse oprimido por ese niño, pero tampoco serle infiel, pues se destruiría a sí mismo. Es aquí donde el jazz de la vida entraría también a componer mi libertad, puedo seguir creando, seguir creyendo, seguir amando y aprendiendo y, aún así, seguir tocando mi misma música.

somos fantasía

¿Entendéis ahora la impresión que en mí causaron esas palabras de Milan Kundera?

Si la vida se compone como la música, eso supone que los motivos fundamentales de la vida parten de un acto de creación. Esta puede ser más o menos consciente, más o menos libre, pero siempre requiere el asentimiento de la propia voluntad. Y la voluntad puede cambiarse.

Cuando Kundera dice que componemos nuestra vida de acuerdo con las leyes de la belleza, dice que la vida es arte, que la vida es imaginación. Vivir es crear, o si me lo permites, vivir es fantasía. No es que el mundo real no exista; existe y le importa medio pimiento lo que de él pensemos o creamos; a un mosquito le da igual si a quien chupa la sangre es un héroe o un asesino; al cáncer le da igual que seas el mejor de los niños o el peor de los criminales.

Sin embargo, vivimos nuestra vida como si fuera una novela. Constantemente buscamos la música que nos inspire, que nos transporte al mundo de los héroes, no para seguirlos sino para transformarnos en ellos. Vivir es jugar a rol, ser Aragorn, Gándalf, Bóromir o quizás alguno de los niños Rohirim ante la horda de orcos en el abismo de Helm. Sí, aunque nuestros enemigos sean exámenes o nuestra aventuras rellenar formularios o servir mesas. Constantemente, casi siempre sin darnos cuentas, buscamos historias que ser.

Pero seguimos siendo un bicho insignficante en un planeta de tamaño medio orbitando una estrella común entre un número tan grande que a todos los efectos podríamos llamar infinito. La vida, la realidad terca de la vida, esa que –como diría Mark Twain– sigue existiendo cuando dejamos de creer en ella, se empeña mil veces en despertarnos de nuestro sueño a un mundo tan gris que lo mismo nos daría ser piedras.

sabiduría de jazz

El jazz me parece una excelente analogía de la sabiduría. Entre empeñarse en historias imposibles y vivir cuentos de hadas o resignarse a dejar los días marchar esperando la muerte, el jazz supone la libertad de seguir creando, aprovechando hasta los acontecimientos más tristes, adaptando los sueños a lo posible de forma que no renunciamos a nada, sino a lo accesorio, para llegar, por camino, por senda o vericueto a dónde queremos llegar y disfrutando del viaje.

Perdonad, son unas líneas un tanto toscas. El pensamiento es un poco apresurado, solamente estoy acariciando un tesoro que merece mayor reflexión, pero por algo hay que empezar.