Este cuadro pertenece al Museo de Bellas Artes de Nantes, aunque se encuentra cedido temporalmente al Museo de Orsay, París.
El autor, más conocido por su faceta como grabador (Don Quijote, la Biblia o Fausto -Goethe-), me sorprendió con este magnífico cuadro en el que destaca el juego de luces y, sobre todo, el tratamiento psicológico de los personajes. A destacar, por supuesto, la figura de Cristo, que baja, ya condenado a la crucifixión y coronado de espinas, por las escaleras para coger la cruz que le espera al pie de las escaleras; en segundo lugar, la de Judas (el único que mira al espectador a la izquierda del cuadro) y la Virgen, cuyo retrato se encuentra a la derecha del cuadro y abajo. Al fondo del cuadro y todavía en el pretorio, puede verse a lo lejos a Poncio Pilato y a los jefes judíos.
En otros posts, pondré detalles más concretos del magnífico cuadro fotografiado.