DEL BLUES AL FOLK
El guitarrista que "barre" con las antinomias
"Durante mi primera semana en el grupo nadie me hablaba. Compartíamos todo, pero Ian, Glenn y Clive hablaban entre ellos y a mí me ignoraban", confesó en su momento Martin Lancelot Barre. Y bueno. ¿De qué otro modo pagaría Mr. Barre los consabidos derechos de piso? La frialdad del comienzo poco a poco fue cediendo y el novel guitarrista-flautista pronto se había convertido en un Tull hecho y derecho, luciendo como todos una larga y poblada cabellera e insólitos ropajes coloridos que daban rienda suelta a los comentarios más alocados de su audiencia. "Jethro Tull tiene realmente una disciplina, especialmente Ian Anderson -aseguraba Barre-. Como Ian tiene una fantástica concentración para la música, la gente debe suponer que él no habla de otra cosa durante el día y hay otros que creen que somos ermitaños que no congeniamos con nadie. En realidad nosotros somos, bueno... normales".
Ni drogas ni festivales masivos, donde "apenas si se puede distinguir un grupo de otro" (Barre) formaban parte del círculo tulliano; la banda se concentraba más bien en la manufactura de un mensaje sonoro propio. "La música no es para volar -sentenciaba el sagaz Anderson-; sirve para mostrar las verdades de la tierra".
Al filo de los ’60 Jethro Tull se estaba poniendo de pie y para ello nada mejor que hacerlo conocer a través de su nuevo álbum, "Stand Up", editado en agosto del ’69 y exactamente un año más tarde en la Argentina, presentando a una de las primeras bandas progresivas inglesas por estas tierras. No es pues casual la popularidad de la que gozaron los discos de Tull a comienzos de los ’70 en el entorno rioplatense.
"Stand Up" recorta un perfil marcadamente diferente con respecto a su antecesor. Con Ian Anderson dirigiendo la batuta en el papel (compositor y letrista por antonomasia a lo largo de toda la vida de Jethro Tull) y el arreglador David Palmer haciendo lo propio con la sección orquestal de cuerdas que se escucha en "Reasons for waiting", la neta dirección blusera de "This Was" comienza a diluirse en favor de un sonido más personal que va incorporando elementos del folk inglés al compás de una flauta conductora. La guitarra eléctrica de Barre también es parte del nuevo rumbo sonoro que hasta le guiña el ojo a J.S. Bach a través de los magistrales arreglos de su "Bourée in E minor", el instrumental que aparecía en la primera cara del vinilo.
"Alguna vez supe participar / cada chica y muchacho eran mis amigos / Ahora hay revolución, pero no saben cuál es su lucha / Cerremos los ojos / Allá afuera sus vidas transcurren mucho más rápido / Oh, no vamos a ceder / seguiremos viviendo en el pasado".
En la encuesta anual entre sus lectores el "Melody Maker" distinguió a Tull como el segundo gran grupo inglés de 1969, detrás de los Beatles y aventajando a los Rolling Stones (que atravesaban un año francamente caótico) y a los surgentes bluseros Fleetwood Mac. Con semejante espaldarazo, quedaba claro que la gira debut por Estados Unidos era un hecho a corto plazo. Sin embargo, la banda de Anderson proseguiría afianzado su imagen y prestigio antes de embarcarse hacia el Nuevo Mundo.
Abriendo el surco de los ’70
Los albores de la década encontraron a Tull ya como anfitrión del flamante catálogo Chrysalis, con dos nuevos simples honrosamente posicionados en los charts y un álbum lanzado en abril del ’70. "Benefit" también fue raudo para lograr su edición nacional en 1971 y como ya era costumbre en Tull, traía novedades bajo la manga. De a poco, viejos y nuevos compinches de Anderson iban encontrando su rincón en la banda, como David Palmer, con el aporte de sus orquestaciones en este disco, y aquel que había acortado su corto apellido: John Evan. Se dice que Anderson había llamado a su amigo Evan para otorgar a su cargo las partes de piano en "Benefit". Evan aceptó, disfrutó, convenció y volvió a aceptar... el ofrecimiento de Anderson para integrar la planta permanente de Tull.
Este tercer álbum simboliza el último acercamiento al blues y a los temas de 4 minutos de duración promedio, antes de que el grupo orientara su proa musical hacia el particular terreno que venía cultivando, sin prisa pero sin pausas, dentro del sonido progresivo. Una nueva referencia al tal Jeffrey asoma esta vez mediante "For Michael Collins, Jeffrey and me", y otros de sus cortes, "Sossity, you’re a woman" integraría el clásico repertorio de la banda durante años: "Hola dama puritana / vestida de blanco pero con zapatos sucios / untados con betún para que / no podamos ver adónde has estado / El rostro sonriente con el que / me saludaste esta mañana / me mandó a trabajar por mi sustento / Compláceme y dime para qué / Dame una promesa puritana / en lugar de una mentira patética. / Sossity, eres una mujer / Sociedad, eres una mujer".
En mayo de 1970 el ahora quinteto Jethro Tull encontró el momento propicio para su extensa gira norteamericana. Debutaron con tutti porque en su calidad de recién llegados ya traspasaban las puertas del mítico Fillmore East neoyorquino dejando boquiabierto a un público distinto al europeo que no contaba con muchos referentes del estilo tulliano. Semanas después la banda era partícipe de un festival en el estado de Georgia frente a 200.000 personas, compartiendo cartel con Jimi Hendrix, B.B. King y Johnny Winter.
Oh, My God!
A fines del ’70 el bajista Glenn Cornick dio por finalizado su contrato con la banda andersoniana, no se sabe a ciencia cierta si por decisión propia o por amable sugerencia del líder. "Diferencias musicales" era todavía la remanida excusa en circulación cuando el siempre vigente Jeffrey Hammond fue llamado a filas. Fue desde entonces que el bajista decidió "duplicar" su apellido, según se dice en razón de sus apellidos paterno y materno, que eran idénticos, apareciendo en los discos subsiguientes como Jeffrey Hammond-Hammond.
Hacía casi un año que Ian Anderson venía cultivando una audaz idea para la concepción del futuro álbum de Tull, la cual giraba en torno a un tema conceptual basado en sus opiniones sobre la iglesia en Inglaterra. Había compuesto un tema, "My God", que más tarde habría de profundizar para dar sentido a un disco entero. Al término de su obra Anderson no se amilanó al describirla como "una bofetada en la cara de la iglesia".
En un principio "My God" sería el título del álbum en ciernes, pero los popes de Chrysalis palmearon amablemente el hombro de Anderson suplicándole que considerara una alternativa para evitar futuros conflictos con la censura. "Aqualung" fue la respuesta del jefe y ese fue en efecto el cuarto disco de Tull, que vio la luz en marzo de 1971.
Con sus declaraciones y su álbum, Anderson direccionaba a Jethro Tull hacia una postura de sólido compromiso que ya lejos del blues de un comienzo se canalizaba a través de una poesía incisiva y un sonido mitad folk, mitad vibrante, elementos comunes al mensaje progresivo cuya música, además de ser un fenómeno auditivo, también lo era espiritual, transmisor de ideas y pensamientos.
"Aqualung" confinó rápidamente a la retaguardia los trabajos previos de la banda. Se trataba de uno de los primeros álbumes conceptuales del rock y pintaba a un Tull radicalmente distinto al de antaño. Dividido en dos temáticas, cada una ocupando una cara completa, el álbum narra en su lado 1 ("Aqualung") las vivencias de un vagabundo que personifica a los desclasados del mundo, mientras que el 2 ("My God") aborda el perfil religioso.
"Quién sería un hombre pobre, un mendigo, un ladrón / si tuviera a un hombre rico en su mano / Quién robaría la golosina de la boca de un bebé sonriente / Si pudiera sacársela al hombre adinerado / La bizca Mary brinca una vez más / No firma ningún contrato pero siempre se presta al juego", canta Anderson en los versos de "Cross-eyed Mary", banda que retrata las andanzas de una chiquilla prostituta de clase baja. Y arremete por el lado 2 con "My God": "Qué han hecho señores / lo encerraron en su jaula dorada / Lo hicieron inclinarse ante su religión / y ha resucitado de la tumba / Es el Dios de la nada / si es eso lo único que ven / Tú eres el Dios de todo / Es parte de tí y de mí / Así que inclínate suavemente ante él / Y no lo llames para que te salve / de tus modales y de los pecados que lavas para ser perdonado".
Y claro, con un nuevo lineamiento que ya nada tenía que ver con la banda original de 1968, pero sí con músicos totalmente afines a los gustos de Ian Anderson, Jethro Tull se lanzaba hacia un nuevo proyecto discográfico. Eso sí, una vez más Anderson tenía que ser original. Y vaya si lo fue que hasta el día de hoy muchos se preguntan qué es de la vida de Gerald Bostock...
Jethro Tull - Parte I: La banda del agricultor
Jethro Tull - Parte III: Años de furor y decadencia
Jethro Tull - Parte IV: El último brillo
Jethro Tull - Parte V: Disco eterno