DISCO ETERNO
"Cuando Ian Anderson me llamó, me preguntó si quería fumar en pipa y si me iba a dejar la barba", bromeaba jocoso el bajista Dave Pegg, convocado a filas de Tull a comienzos de 1980 en reemplazo del infortunado John Glascock. Proveniente de la entonces recientemente fenecida y legendaria banda folk inglesa Fairport Convention, Pegg no salía de su asombro ante la férrea disciplina tulliana: "El grupo trabaja mucho más que cualquiera de las bandas en las que he participado y es por eso que trabajé muchísimo más este último mes haciendo ensayos que durante los últimos cuatro años".
Así es como "A", décimo tercer álbum de estudio de Jethro Tull, vio la luz de la publicación hacia septiembre de 1980. A decir verdad, "A" no convenció a la platea tulliana que no veía con beneplácito la fuerte preeminencia del sintetizador de Eddie Jobson, poco conectada en realidad con el secular sabor folk de la banda.
Había algo más también en la trastienda. Con este nuevo personal interviniente, que dicho sea de paso se aprestaba para una nueva gira de presentación del álbum, ¿cuál era el futuro de los veteranos Palmer, Evan y Barlow en el seno de la banda? De hecho, un futuro sin Jethro Tull. Ninguno de los tres volvería a formar parte del grupo, aunque aparentemente la partida del trío no fue forzada por decisión de Anderson, sino por voluntad propia: "A mí no me echaron, pero me fui porque no estaba conforme con el estado de las cosas, tanto en lo musical como en lo personal, y Tull ya no me satisfacía", aclaró por las dudas el baterista Barriemore Barlow.
Como era de esperar, la permanencia del inquieto Jobson en las filas de Tull era apenas temporaria y tras la conclusión de la gira programada, en febrero de 1981, partió de la factoría Anderson para proseguir con sus propios proyectos.
Apuntalando el mito
Cada nuevo álbum en estas tres últimas décadas ha ido perfilando una faceta sonora diferente, poco emparentada con el sello Tull de los ’70, recorriendo desde la impronta electrónica hasta un giro hard y vuelta otra vez al blues para finalmente establecerse en una marca propia y universal. Más allá del hecho de que, como suele suceder, las viejas glorias de antaño no se repiten -regla de oro para todos los exponentes progresivos que tuvieron su pináculo en la primera mitad de los ’70- el mito Jethro Tull continúa salpicando alegremente cada nuevo disco y concierto de la banda.
Desde su primera venida en 1993, Jethro Tull ha visitado cuatro veces la Argentina: en noviembre del ’93 (dos shows en Obras Sanitarias de Buenos Aires), en marzo de 1996 (dos shows en el Gran Rex de Buenos Aires), en marzo de 2004 (tres shows en el Gran Rex) y en abril del 2007 (un show en el Luna Park de Buenos Aires). Y es gratificante agregar que se trata de una de las escasas bandas inglesas de la vieja guardia que se ha hecho oír ante audiencias de países virtualmente inexistentes en las agendas de los managers rockeros como Grecia, Israel, Turquía, Rusia, Líbano, Islandia, Rumania, Bulgaria, Eslovaquia, República Checa, Bolivia, Uruguay, Ecuador, India, Hong Kong y Sudáfrica, entre muchos otros. Para imitar, sin duda.
Ian Anderson, MBE
A los 62 años, ya sin pelo -pero con todas las mañas- y próximo a celebrar su medio siglo de vida en la música, el recientemente distinguido Miembro de la Orden del Imperio Británico es un individuo tan pintoresco como atrapante. En realidad, siempre lo fue.
Hombre orquesta, músico de alma y de por vida, como muchos de sus colegas que andan por la misma edad Anderson ha descendido del pedestal de "intocable celebridad" que inevitablemente proveen los millones de discos vendidos y los conciertos multitudinarios para pisar firme sobre la misma tierra que los demás mortales. Y al igual que tantos otros rockeros sexagenarios, en particular letristas, nunca es lerdo cuando se trata de afilar el lápiz y garabatear algunas palabras.
"Disfruto de la compañía y el amor de mi esposa Shona, mis hijos James y Gael, cinco gatos, dos perros, algunos caballos y unas cuantas gallinas, -ha confesado Ian-. Vivimos en una casa del siglo XVIII en la campiña inglesa a unas 100 millas al oeste de Londres, que tiene un estudio de grabación y 400 acres de árboles, trigo y cebada".
Como si fuera poco, Ian Anderson sigue girando por el mundo a ritmo febril con su música al tope, tanto en compañía de los actuales miembros de Jethro Tull como también en solitario. Así lo vimos una vez más en la Argentina en abril de 2005 durante su gira mundial "Ian Anderson Plays the Acoustic Jethro Tull", de la que ofreció dos conciertos en el Gran Rex porteño y uno en el Orfeo Superdomo de Córdoba, junto a la Orquesta Sinfónica Nacional y la Orquesta de Cámara Mayo, dirigida por John O’Hara. "El objetivo aquí no es forzar un matrimonio musical -declaró-. La banda de rock y la orquesta funcionando juntas llevan las cosas de vuelta a las primeras épocas del rock progresivo, a fines de los ’60. Como músico acústico en Jethro Tull prefiero una síntesis de guitarra clásica, piano, percusión y la base bajo/batería junto con los instrumentos tradicionales de la orquesta. Es un ambiente donde los músicos pueden abandonar la sala con ambos oídos y su dignidad intacta! Tratamos de que haya un sentimiento de rock vigoroso, pero sin un volumen brutal". En esta oportunidad Anderson (voz y flauta) estuvo acompañado por su hijo James Duncan en batería y percusión, el joven alemán Florian Opahle en guitarra, el tulliano David Goodier en bajo y el director John O’Hara en piano y acordeón.
Y aunque multifacético en su vida real, de cara al mundo su nombre siempre permanecerá ligado a la banda del agricultor, no sólo por ser el primer gran flautista del rock, sino porque su grupo es un gran capítulo de la leyenda del glorioso rock progresivo. Sin embargo, es modesto a la hora de atribuirse los méritos que supo cosechar porque sabe que sin el gran respaldo de excelentes músicos que jamás fueron virtuosos el mito no hubiera sido posible: "Ian Anderson es parte de Jethro Tull y Jethro Tull es una gran parte de Ian Anderson, eso es lo fundamental", aclara con orgullo.
Nos vamos con la música a otra parte, no sin antes rememorar algo de lo mucho que Jethro Tull dejó por estos lares, esta vez durante su primera visita a Buenos Aires (y el canal Telefe) en noviembre del ’93.
Información completa del grupo y de sus conciertos:
En inglés:
- Sitio web oficial de Jethro Tull
- Completo archivo de JT
- Detalle exhaustivo de cada concierto de JT desde 1965 a la fecha
En castellano:
- Tullianos - Asociación de Seguidores de Jethro Tull
- La historia del hombre de los pantalones sucios
- Jethro Tull en Argentina 2004
- Jethro Tull en Argentina 2007
Jethro Tull - Parte I: La banda del agricultor
Jethro Tull - Parte II: Del blues al folk
Jethro Tull - Parte III: Años de furor y decadencia
Jethro Tull - Parte IV: El último brillo