Revista Diario

JFK caso abierto

Publicado el 18 noviembre 2013 por Dukespeaks

Oswald en México - Cincuenta años después se hallan nuevas evidencias. El primer run-run vino del número más reciente de la revista Newsweek, que apunta a los minutos más importantes inmediatos al atentado en Dallas.

New details surrounding the assassination of President John F. Kennedy are discussed with author Philip Shenon. His book, "A Cruel and Shocking Act" coincides with the 50th anniversary of the JFK murder in Dallas.

Lucien Sarti, el verdadero asesino de Kennedy - "Pero esto se relaciona con otra historia que dice que Kennedy fue asesinado en una conspiración en la que intervino la mafia, o alguno de sus miembros, sobre todo el grupo de Carlos Marcello, quienes habrían otorgado el contrato para asesinar a Kennedy a la mafia corsa, al tiempo que habrían manipulado a Oswald con ayuda de personajes de la CIA. Uno de los principales hombres de la mafia corsa era Lucien Sarti. Según diversos testimonios (muchos de ellos incluidos en el del libro de Stephen Rivele, titulado Kennedy, la Conspiración de la Mafia, publicado en 1988 por Ediciones B --> [¿Alguien que me quiera vender este libro?]), Sarti, encargado del asesinato, llega de Francia a México, donde está varios días (algunos aseguran que sería él quien se hizo pasar por Oswald), entra a Estados Unidos por Brownsville con un pasaporte italiano y allí es recibido por miembros de la mafia de Chicago, que lo trasladan a Dallas, donde se aloja en una casa particular. Sarti habría sido quien, desde la cerca, hizo el disparo que, como muestra la película de Zapruder, fue el que acabó con la vida del Presidente. Sarti, de Dallas, regresa a Francia, donde continúa involucrado en el tráfico de heroína (según uno de sus socios en aquellos años, el contrato por Kennedy había sido pagado con heroína, ¿recuerda usted la película Contacto en Francia?). En 1966 es acusado del asesinato de un policía y se dice que después es contratado por los servicios estadunidenses y franceses para realizar asesinatos en el Congo. Lo cierto es que termina siendo perseguido en Europa y regresa a México en 1972, donde había comprado una casa, junto con su esposa, Liliana Rous. Antes había protagonizado una espectacular fuga, luego de haber sido detenido en Buenos Aires. El 28 de abril del 72 sale junto con su esposa de su domicilio y, según la versión oficial, se percata de que es seguido por alguien e intenta dispararle. El agente de la DFS que está asignado a su vigilancia responde y lo mata. Un alto funcionario de seguridad al que entrevisté sobre el tema en 1992 me dijo que en realidad estaban persiguiendo a Sarti por un cargamento de heroína que éste recibiría en México, pero que no hubo tiroteo alguno: simplemente fue acribillado por sus perseguidores. Lo mató Florentino Ventura, un personaje tristemente célebre desde esos tiempos de la DFS, quien años después mataría a su mujer y se suicidaría frente a Perisur. Así habría acabado la historia de Sarti, el hombre que, muchos dicen, fue el verdadero asesino de Kennedy." (Tomado de Kennedy: Oswald, Sarti, México; JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ | EXCÉLSIOR, fecha de la consulta: 24-11-2013).

Como analista, a JFK le gustaban las operaciones secretas, ¡llegó a cenar con Ian Fleming!, había estado en la inteligencia naval durante la Segunda Guerra Mundial y si Bobby Kennedy aceptó el Informe Warren debe haber sido porque la Comisión presidencial para el asesinato del Presidente Kennedy cuidó no sacar los trapos sucios del presidente y del fiscal general respecto a los intentos de derrocar a Castro (Operación Mangosta). RFK imaginaba que "ellos" (¿la mafia, Castro?) vendrían por él.

En público, Bobby Kennedy siempre apoyó el Informe Warren (Oswald, un perturbado, mató a JFK). En privado, opinaba que la Comisión, simplemente, había errado el camino. ¿Podía haber sido de otro modo? Al parecer, todos se cuidaron de proteger sus traseros, y es probable que Jonhson controlara a Warren, para evitar un choque catastrófico con la URSS. De hecho, los comisionados creyeron que cuando el presidente ordenó la investigación, habría acceso total: nunca imaginaron la cantidad de información que la CIA y el FBI ocultarían. ¿Podría haber hecho algo el fiscal general? En un homenaje a la memoria de su padre, un foro organizado en Dallas en enero de 2013, Robert Kennedy Jr. dijo: "En cuanto Jack murió, [RFK] perdió todo su poder." (Cfr. p. 651)

LHO in Mexico City - Something happened in Mexico City: "A man claiming to be Oswald visited the Cuban embassy and requested an 'in-transit' visa to allow him to travel through Cuba and on to the Soviet Union. He was informed by Sylvia Duran that he would have to obtain a visa to enter the USSR before such a visa would be granted. Then this man also contacted the Soviet Embassy by phone and in person."

No me siento cómodo con el libro de Philip Shenon, aunque me parece magnífico reportaje (se lee como una novela negra): podría utilizarse en una nueva andanada propagandística para derrumbar a los Castro. Además, aquí el muerto, y la familia Kennedy, parecen tener la culpa de que se haya destruído o ignorado tanta evidencia. Me explico: Robert Kennedy se quedó con el cerebro de su hermano y luego lo destruyó porque le horrorizaba la posibilidad de que terminara en algún instituto Smithsoniano (¿algo como el Sixth Floor Museum? Que le recuerda a Dallas que desde ahí, el antiguo almacén de libros de texto de Tejas, se le disparó a Kennedy). El propio comandante James Humes, médico naval que dirigió la autopsia del presidente, se sintió asqueado por las manchas de sangre en sus notas y transcribió el informe original en hojas limpias y a continuación quemó en la chimenea de su casa el original.

Buscado por traición - Los Kennedy aterrizaron en el aeropuerto Love Field, en oposición a la etiqueta de Texas, City of Hate, y fueron recibidos apoteósicamente. "No te podrás quejar de que la ciudad no te quiere", habría dicho la mujer del gobernador. Poco después vinieron los balazos. Es conocida la anécdota de Kennedy enseñándose a Jackie la inserción pagada por el Comité Americano de Hechos esa mañana: Kennedy, buscado por traición, por blando con los comunistas. "Estamos entrando a territorio de locos", diría JFK. (Cfr. p. 163)

El tiroteo en la Plaza Dealey ocurrió el viernes 22 de noviembre de 1963. A las 12:30 PM es herido mortalmente el presidente. Todos, empezando por el nuevo presidente, parecen estar más preocupados por conservar sus puestos que en servir al país (Hoover, incapaz de decir "No lo sé", llega a contarle mentiras a Johnson). El propio Kennedy (46 años) se encontraba en Dallas ("territorio de locos", diría JFK esa mañana al leer los periodicos) recaudando fondos para su relección, que se auguraba triunfal y con un Congreso dominado por los demócratas en ambas cámaras, lo que le permitiría un segundo mandato mejor que el primero, dominado por las crisis y el obstruccionismo. En medio del estupor, el vicepresidente creyó que él mismo podría ser la siguiente víctima. Marguerite, la madre de Oswald (24 años), sostuvo hasta el final que su hijo había sido utilizado por los enemigos del presidente. Johnson convenció al exgobernador de California (1943-1953), el político republicano Earl Warren (72 años), Presidente de la Suprema Corte, de encabezar la comisión presidencial investigadora del asesinato (fue Bobby Kennedy el que recomendó a Johnson convocar a Allen Dulles como integrante de la comisión; la misma tarde del asesinato RFK inició su propìa investigación privada buscando indicios del crimen organizado, Jimmy Hoffa, Fidel Castro, la URSS, la CIA, etc.). Earl Warren fue presionado a aceptar el encargo porque Johnson le dijo que había que recuperar la credibilidad en el gobierno y se necesitaba establecer si los rusos o los cubanos habían orquestado el crimen. Earl Warren quería a Kennedy como a un hijo y de hecho, durante sus investigaciones, se cuidó el legado del presidente en lugar de indagar toda la verdad.

Here an "Impeach Earl Warren" handbill--Brown v Board of Education decision issued 60 years ago today: #NARA pic.twitter.com/IuQu5apx4z

- Michael Beschloss (@BeschlossDC) Mayo 17, 2014

El 3 de diciembre de 1963, el FBI filtraba un reporte que aseguraba que Oswald era el único tirador y que disparó tres veces sobre el convoy presidencial. No hubo ninguna conspiración y, ciertamente, ninguna que el buró hubiera podido frustrar. (Cfr. p. 94). Esta vesión fue un abierto desafío a la Comisión Warren, con la que Hoover nunca colaboró (de hecho, Gerald Ford servía de su informante). La CIA ocultó los intentos de asesinar a Castro. El famoso informe de la Comisión fue entregado el 24 de septiembre de 1964 (las campañas presidenciales habían iniciado en julio). El famoso informe no había supervisado las investigaciones del FBI, el Servicio Secreto y la propia CIA.

El 9 de diciembre de 1963 el FBI le entregó a la Comisión Warren un reporte de cinco tomos y 400 páginas que señalaba a Oswald como el único homicida ( Cfr. p. 105). Lee Harvey Oswald era un comunista declarado que se entretenía con armas de fuego cuando pertenció al cuerpo de los Marines.

Philip Shenon menciona los nexos del abogado Norman Redlich (38 años) con organizaciones que el FBI etiquetaba "subversivas". ¿El hombre que tapaba a los comunistas en la Comisión?. A mi parecer el autor sugiere que Oswald cargó con un asesinato patrocinado por los castristas. Por eso no me gusta el libro: sugiere que Kennedy había sido tan conservador que los rojos lo ultimaron a balazos. De hecho, igual que en 2001, La Habana se apresuró a condenar los hechos de 1963. Yo mismo vi una entrevista donde Castro declara a dos periodistas estadunidenses que el asesinato de Kennedy había sido algo terrible, inhumano. (¡Lo cual evoca el propio título original del libro!).
Cuando JFK Jr. conoció a Castro - El hijo de #JFK era editor de la revista George. Ya no recuerdo si Caroline tomó la dirección o cerró sus puertas.

David Slawson (32 años) sería el integrante junior del equipo que indagaría sobre conspiración en el asesinato de JFK (Area 4, el trabajo de la comisión había sido dividido en 6 áreas), trabajaría bajo las órdenes de William Coleman, el integrante senior. Slawson dejó la física por la abogacía, con esto quiero decir que era un chico listo, un hombre de talento como abogado, pues sabía argumentar, eso, la argumentación, era lo que le había gustado de la profesión. "Cuando Oswald fue asesinado, dos días después, Slawson vio la escena en televisión, con la sensación de que los sucesos habían llegado demasiado lejos para ser comprendidos." (p. 131) No se le ocurrió que una conspiración a gran escala estuviera ocurriendo.

Lee trató de suicidarse luego que los oficiales soviéticos le negaran la estancia permanente en la URSS (21-oct-1959), cortándose las venas de la muñeca izquierda, donde recibió 5 puntadas. (p. 375) ¡Este chico se habría matado en 1991, cuando se disolvió la Unión Soviética y el mundo se volvió unipolar (una verdadera porquería para millones de trabajadores). ¿Recibió Oswald dinero para asesinar a Kennedy?¿de la embajada cubana en México? Silvia Durán, testigo clave del asunto, nunca fue llamada a declarar ante la Comisión porque hasta para el progresista y liberal ministro presidente Warren, los comunistas eran delincuentes y no se les podía dar valor a su palabra. Por lo que se refiere a los hechos, Oswald no tenía dinero en México: invariablemente se saltaba el postre y el café durante las comidas, quizá no sabía que venían incluidos en el precio.

Oswald, un misterio americano - Shenon hace la crítica de los lunáticos y mercenarios que medran fama y dinero con las teorías conspiratorias, pero su libro inicia con el relato de Elena Garro, ex-agente de la CIA, que recuerda haber estado en una fiesta llena de gente importante, a la que asistiría ni más ni menos que Oswald, un joven perdedor, al que reconocería luego del magnicidio. Había una conspiración de la CIA para asesinar a Castro, y en ella estaban conjurados los hermanos Kennedy. Oswald participaría luego de que los soviéticos le rechazaran por agente doble. En su viaje a México, asistiría a la fiesta de la que habla Garro. Y a la embajada soviética y cubana, donde le negaron la visa, y de la cual salió gritando furioso "Voy a matar a Kennedy por esto". Y una mañana, el simple empleado del Depósito de Libros de Texto de Texas se entera que el convoy presidencial pasará justo debajo de su ventana, ubicada en el sexto piso. 9 agentes del Servicio Secreto salieron a beber en un antro del Club de Periodistas de Fort Worth la noche anterior al asesinato, 5 de ellos estuvieron en la caravana presidencial, de donde la Comisión concluyó que, sobrios y despiertos, habrían hecho mucho más de lo que hicieron para proteger la vida del Presidente (ninguno de los agentes vio el cañón del rifle de Oswald que otros simples ciudadanos alcanzaron a percibir asomándose por la ventana). Oswald mataría a Kennedy por el fiasco de Bahía de Cochinos (o por el dinero que le habría entregado la embajada cubana en México) y, además, el gobernador Connally había firmado, como secretario de guerra de Kennedy, la baja poco menos que deshonrosa de Oswald (quien tenía credenciales del cuerpo de marina que lo acreditaban con un alias, Alex Hidell). El tipo tenía planeado fugarse hacia México.

Fidel Castro pidió una entrevista con la Comisión Warren: deseaba establecer que él no había tenido nada que ver con el asesinato de Kennedy, a quien admiraba a pesar de la invasión de Bahía de Cochinos y de los intentos de la CIA para eliminarlo (curioso: Marina dijo que Oswald nunca habló de asesinar a Kennedy, "siempre tuvo un sentimiento favorable hacia el presidente Kennedy", p. 471). Así se lo dijo a William Coleman, abogado afroamericano a quien había conocido en Nueva York (ambos tenían debilidad por los salones de baile del Harlem). La entrevista se efectuó a 30 Km de la isla de Cuba, a bordo del yate de Castro. El abogado senior del equipo encargado de investigar si hubo conspiración para asesinar JFK, fue instruido a guardar silencio (Coleman aceptó la historia como verdadera al ser confrontado por Philip Senon acerca de ciertos rumores al interior de la Comisión Warren) y a no llevar registro de la entrevista. Coleman no recuerda detalles sobre la entrevista, si la tripulación iba armada o no, por ejemplo; sólo que duró unas 3 horas, que fue muy animada, pero que no puede asegurar que Castro no lo haya hecho, sino que, entre lo que dijo y la evidencia, no parece haber participado en todo el asunto. (Cfr. p. 467) Acompañado de exiliados anticastristas las semanas antes del asesinato, se había infiltrado en abril de 1963 en su natal Nueva Orleans usando el alias Lee Osborne en el Comité Pro Trato Justo con Cuba para develar secretos en Dallas, Oswald decidió asesinar al presidente como una manera de encajar en el mundo, en donde todos sus intentos habían fracasado (su baja del cuerpo de marines había sido en calidad de "indeseable").

El rastro del dinero - Richard Mosk, abogado de la Comisión Warren y Philip Barson, contador del IRS, listaron en julio de 1964 casi cada dólar que entró y salió de los bolsillos de Oswald desde el 25 de septiembre de 1963, día que abandonó Nueva Orleans para viajar a la Ciudad de México, y hasta su muerte: ingresos, 3665.89 dólares; gastos, 3497.79 dólares. "Ello dejaba una diferencia de 168 dólares, suma que aparentemente estaba justificada, dado que Oswald había dejado 170 dólares en efectivo para Marina en un cajón en el tocador del dormitorio." (p. 537) Si hubo dinero (de la mafia -Carlos Marcello-, de los acereros, de los petroleros, del KKK, de los cubanos o de los soviéticos), no ha podido encontrarse.

Sí creo en las casualidades, como parte del caos: Un día Oswald, que era un tirador mediocre en la marina, tiene suerte y da en el blanco.
- duke speaks (@duke_speaks)enero 22, 2014


Jackie fue la primera en asociar la presidencia de Kennedy con el mito de Camelot, al conceder una entrevista para Life. En febrero de 1964 la señora Kennedy le encargó a William Manchester que escribiera la crónica autorizada del asesinato. El periodista mexicano Rafael Cardona dijo en el programa de José Cárdenas que el libro de Manchester, escritor y periodista, biógrafo de Churchill, es el mejor que se ha escrito de este asunto. Debe ser, porque la familia Kennedy esperaba otro libro del que finalmente se publicó: Muerte de un presidente. (La familia Kennedy tiene los derechos del libro de Manchester hasta 2067).


Earl Warren obtuvo una votación unánime para entregar el informe de la Comisión Presidencial del asesinato del Presidente Kennedy. Era un político, y en ese oficio se sabe que, para que las cosas se hagan, es necesario obtener apoyo de los demás. Lo logró por encima de la bala mágica, el tirador solitario y los problemas sexuales de Oswald (gonorrea, impotencia, ¿homosexualidad?): de acuerdo a la evidencia existente, y escamoteada, no cabía duda. Queda, para nuestros días, el asunto de Oswald en México, presente en una fiesta llena de espías (Elena Garro, ya fallecida; Charles William Thomas, se suicidó el 12 de abril de 1971; Eusebio Azque, cónsul de Cuba; Silvia Tirado de Durán, empleada de la embajada cubana, etc.; la ciudad de México era una zona caliente de la Guerra fría, como Berlín o Viena). Si queda, habría que investigar en los archivos del Archivo General de la Nación y de la Presidencia de la República. Si quisiera, Luis Echeverría podría contarnos lo que sabe del asunto (el entonces subsecretario de gobernación se entrevistó con David Slawson, William Coleman y Howard Willens y se negó a que los investigadores entrevistaran a Silvia Durán, quien probablemente ya había sido torturada por la temida Dirección Federal de Seguridad -la DFS le hacía el trabajo sucio a la CIA y en particular a Winston Scott, jefe de la estación de la CIA en México-; Cfr. pp. 356-357). La mayoría de los archivos del FBI relativos a la Comisión Warren se pueden consultar, hasta cierto punto, en este sitio web.

@duke_speaks 2/2 había rechazado anular su baja casi deshonrosa del ejército. (p. 548) http://t.co/ITnNum4V6c #jfk50years
- duke speaks (@duke_speaks)enero 23, 2014


JFK caso abierto


En un libro tan voluminoso, no se menciona una sola vez el nombre de la novia de Oswald, Judyth Vary Baker, cuyo testimonio arma el rompecabezas que ningún teórico de conspiraciones haya jamás establecido para esclarecer el magnicidio más famoso del Siglo XX.



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