Soy catalana, pero me avergüenzo de ese catalanismo populista y chabacano, además de mentiroso y manipulador. Igual que me avergüenzo de ese españolismo de pandereta y barriobajero que representa a las mil maravillas la famosísima Belén Esteban. Ya hemos oído muchas veces eso de la "princesa del pueblo" y, aunque sea por casualidad o de vez en cuando, hemos visto las exhibiciones que en el programa ése del señor (por decir algo) Jorge Javier Vázquez realiza ella junto con un nutrido grupo de analfabetos e inútiles. Todo, en su conjunto, vomitivo. Y ambos, Joan Laporta y Belén Esteban, se unen para representar, cada uno a su manera, unos valores más parecidos de lo que a simple vista podamos creer. Ellos viven bien, demasiado bien, y a costa de mentiras que rentabilizan aprovechando los sentimientos de todos aquellos que quieren ver héroes en lugar de ver a seres mediocres, ruines y mentirosos. ¿Cuántos catalanes quisieran imitar o incluso ser Joan Laporta? ¿Cuántos españoles quisieran imitar o incluso ser Belén Esteban? El populismo, señores, esto no es más que populismo barato que busca el beneficio propio, engordando barrigas grotescamente.
Pero será mejor que nos vayamos haciendo a la idea: estos no son tiempos que nos puedan ofrecer (a nosotros, el populacho) cosas mucho mejores. Al final no tendremos más remedio que decidir entre jalear a un Joan Laporta panzudo o a una Belén Esteban inútil, a pesar de que, como en mi caso, estemos deseando perderlos de vista y de la conciencia.El Asombrado Mirón, una visión sobre la actualidad política y social, una manera crítica de interpretar la realidad.