Joan Laporta y Belén Esteban

Publicado el 24 noviembre 2011 por Helenamadox
No sé si han tenido la suerte de ver la fotografia que el martes pasado (19 de julio) publicó El Periódico de Catalunya y en la que aparece, mostrando toda su humanidad, el personaje Joan Laporta. Se la describo, por si no han tenido tal suerte: panzudo colosal, sostiene en una mano una botella de champagne francés y en la otra un puro ya mediado; destaca la panza, por supuesto, pero también la sonrisa socarrona que lanza a alguien fuera de encuadre y que parece conminar a un balanceo bailongo; más allá de la panza, no podemos olvidar el torso tetudo y peludo, como de oso, pero de esos pardos y de malas pulgas; el pantalón, bajo el panzón, mantiene a duras penas la posición, aunque, eso sí, de blanco muy elegante. Cuentan en la noticia que el tal señor ni se inmutó cuando se vió cercado por unos cuantos paparazzis y que incluso pareció encontrarse muy a gusto exhibiéndose. Total: ¡Tierra, trágame! ¿Cómo se puede ser tan zafio, tosco y patán, a la vez que engreido, vanidoso y pedante? Quizás porque sólo un necio sería capaz de conjugar todos esos adjetivos, y él gusta de mostrarse muy necio. ¡Qué personaje! Presunto malversador, sólo presunto, pero de ochenta millones de euros que el F.C. Barcelona tiene que acarrear de déficit gracias a él. Presunto independentista, sólo presunto, pero que encandila a jovencitos que todavía no saben ni pueden distinguir entre la conciencia y la cenicienta, o entre la izquierda socialista y una zurda lista. Gloriosa demostración aquélla, bañándose en cava (este sí, catalán) por un triunfo que le catapultó a la  más alta popularidad (popularidad populista, claro); o aquella otra deshaciéndose de pantalones y camisas ante la guardia civil en un aeropuerto, y que esgrimió como demostración -deleznable y gratuita- del agravio al que era sometido un catalán de pro.
Soy catalana, pero me avergüenzo de ese catalanismo populista y chabacano, además de mentiroso y manipulador. Igual que me avergüenzo de ese españolismo de pandereta y barriobajero que representa a las mil maravillas la famosísima Belén Esteban. Ya hemos oído muchas veces eso de la "princesa del pueblo" y, aunque sea por casualidad o de vez en cuando, hemos visto las exhibiciones que en el programa ése del señor (por decir algo) Jorge Javier Vázquez realiza ella junto con un nutrido grupo de analfabetos e inútiles. Todo, en su conjunto, vomitivo. Y ambos, Joan Laporta y Belén Esteban, se unen para representar, cada uno a su manera, unos valores más parecidos de lo que a simple vista podamos creer. Ellos viven bien, demasiado bien, y a costa de mentiras que rentabilizan aprovechando los sentimientos de todos aquellos que quieren ver héroes en lugar de ver a seres mediocres, ruines y mentirosos. ¿Cuántos catalanes quisieran imitar o incluso ser Joan Laporta? ¿Cuántos españoles quisieran imitar o incluso ser Belén Esteban? El populismo, señores, esto no es más que populismo barato que busca el beneficio propio, engordando barrigas grotescamente.
Pero será mejor que nos vayamos haciendo a la idea: estos no son tiempos que nos puedan ofrecer (a nosotros, el populacho) cosas mucho mejores. Al final no tendremos más remedio que decidir entre jalear a un Joan Laporta panzudo o a una Belén Esteban inútil, a pesar de que, como en mi caso, estemos deseando perderlos de vista y de la conciencia.El Asombrado Mirón, una visión sobre la actualidad política y social, una manera crítica de interpretar la realidad.