Nadie venía a buscarme ni me esperaba.En su verso hospitalario, estaba mi vida
que era la suya. Hoy su exacta sencillez
me habla de otro tiempo. Pasan rostros
de aire y sombra mientras bajo al puerto.
La Rambla luce tonos de un Rembrandt.
Acabado los horizontes, seré uno de ellos.
Cesura y polvo, cuando otros lean esta página.
Fotografía: José Aymá