Por fin se edita, desgraciadamente a título póstumo, el libro maldito de Juan Marsé. Ruedo Ibérico le encargó al escritor un libro de viajes por Andalucía. Primero falló un fotógrafo, luego el presupuesto y finalmente la obra se terminó, pero se perdió en la redacción de la revista o en el cajón del director...o eso parecía.
En realidad, Marsé firmó el manuscrito como Manolo Reyes (Pijoaparte en Últimas tardes con Teresa). Encontrado el texto, se le pasó a Marsé que desde el hospital no dudó en revisarlo y corregirlo admirando su estilo y su calidad. No le falta razón. En el texto se comenta la enorme dificultad del fotógrafo para captar algunas imágenes debido a la dictadura.
Si bien desde el punto de vista estilístico recuerda a los libros de viajes decimonónicos, no podemos obviar la enorme retranca, o quizá sorpresa, de Marsé a la hora de recorrer Sevilla, Cádiz y Málaga. Cada nuevo suceso provoca una reacción distinta en la que el autor no sale de su asombro ante la miseria, la desidia y la aclimatación a una realidad paralela de los andaluces.
Como uno más de ellos que soy, lo que más me llama la atención es que el viaje que se narra se hizo en 1962 y 58 años después lo único que ha cambiado es una relativa modernización del decorado, que no de los actores de la obra. Marsé consigue poner el dedo en la llaga sin hacer sangre, critica sin tirarse al barro y trasmite una imagen dantesca de una comunidad autónoma que sigue a lo suyo. Recomendable para los amantes del estilo del escritor y para los que opinan que Andalucía es un paraíso cuyas costuras y parte trasera del decorado se niegan a ver.
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