Biblioteca de Santiago nº11. Junto a Antes del Incal también encontré Juan Solo, otro de los cómics escritos por Jodorowsky, aunque este no tiene nada que ver con su Jodoverso. Seremos breves, Juan Solo es un cómic efectivo pero no es la gran cosa, las explicaciones están abajo.
Hablando de leitmotives. Juan Solo nos presenta nuevamente una historia de viaje e iluminación, de auge y caída, de degradación y ascensión, de decadencia y epifanía. La historia comienza in-extrema-res, en el final, con el protagonista siendo transportado como un santo por el desierto, sus fieles creyentes lo crucifican a modo de sacrificio. Ahí, en esa cruz, a merced del desierto, del sol, de la naturaleza inclemente, Juan Solo recuerda su vida y el camino que lo ha llevado hasta ahí, hasta esa cruz, ad portas de la muerte.En esta oportunidad nos situamos en un país ficticio (o no), con claras resonancias de México, en donde un general gobierna con mano dura y corrupta, los poderosos viviendo en el lujo más obsceno y descarado, los demás sumidos en la pobreza absoluta. En esa pobreza nace un bebé, un bebé con una cola, el cual es abandonado en un basural a merced de los perros hambrientos, sin embargo es salvado por un enano travestido que lo cría como puede en ese entorno tan duro, tan violento. Así las cosas, dando saltos temporales y elipsis, vamos siendo testigos de la vida de este muchacho tan especial, endureciéndose a medida que crece, carismático, seductor, desalmado y poderoso, abriéndose camino a través de la miseria y de la pobreza para ir escalando en el escalafón militar, conquistando pequeñas pandillas de poca monta hasta codearse con estilizados mafiosos y políticos de gran envergadura. Una historia de traiciones, asesinatos, excesos, sexo, victorias, amoralidad campante y unos giros argumentales bien rocambolescos, más propios de un culebrón venezolano, que no tienen mucha razón de ser más que para forzadamente confundir moral y espiritualmente al protagonista, para hacerlo dudar de sí mismo por primera vez, lo cual me dirán que como razón de ser es un recurso narrativo plenamente justificado, pero no sé, son giros argumentales redundantes y forzados, de todas formas el destino fatal del protagonista iba a tomar esos derroteros sin importar qué..Juan Solo es una historia interesante, sin duda, tiene una estética bien llamativa, no sólo por el intenso y detallista trabajo gráfico de Bess sino que también por la mirada o retrato hiperestilizado con que Jodorowsky describe todo este mundo de narcomafias, dictaduras latinoamericanas e improbables despertares espirituales: Juan Solo, el hombre que debido a su infancia repleta de miserias quería vivir como rey, sin dudarlo dos veces en cometer cualquier fechoría con tal de llegar a lo más alto, llega a convertirse en un desinteresado, solidario y sacrificado santo que encuentra el sentido de su vida al ofrecerse a los demás. El hombre que vivía perdido, encuentra la salvación de su alma de manera totalmente inesperada. El autodescubrimiento del ser: primero la destrucción de nuestras propias ilusiones, luego la emergencia desde las cenizas, cual ave fénix, de nuestra verdadera forma, la que resiste y sobrevive a todos los derrumbes y escombros mundanales. En efecto, todo se entiende sin mayores líos, y la trama es dinámica, tiene su onda, una estilización siempre aprecida por estos lares, pero...Para pasar el rato, para conocer un poco más la obra de Jodorwsky, Juan Solo está bien, pero no es nada extraordinario, no esperan gran cosa. Una solvente curiosidad y poco más. No se siente la misma energía, el mismo desbordamiento creativo, el mismo entusiasmo artístico y narrativo de sus obras mayores, ni siquiera se acerca al festivo y desprejuiciado pero honesto despelote del Corazón coronado. Juan Solo es como un Jodorwsky light, un Jodorowsky extrañamente afectado y pomposo, un Jodorowsky demasiado solemne, serio y ceremonioso para su propio bien. No es un desperdicio, pero tampoco les dejará mucha huella.