Revista Diario

Jueves, 26 de junio de 2014

Publicado el 27 junio 2014 por Benjamín Recacha García @brecacha

 

Inauguro con esta entrada una nueva sección en ‘la recacha’: Cartas a un escritor. A lo largo de este año de incursión en el mundo editorial a través de la autopublicación he ido acumulando experiencias, inquietudes, esperanzas, ilusiones y algunas desilusiones también. Llegados a este punto siento la necesidad de reflexionar sobre ello, y he creído que podría ser una buena idea dirigir esas reflexiones a otro escritor que también busca la manera de hacerse hueco. Él es Toni Cifuentes, un escritor buenísimo, amigo de esta casa y compañero de “fatigas”. Hoy empezamos a cartearnos. Quizás nos sirva de terapia y, quién sabe, igual “ayudamos” a otros inconscientes que, como nosotros, pretenden ganarse la vida creando historias.

Presentación El viaje de Pau en Bielsa

Firmando libros en Bielsa, uno de los mejores momentos en mi aventura literaria.

Hola, Toni. ¿Cómo te va?

Por lo que leí en una de las últimas entradas de tu blog parece que la primavera ha sido productiva. Ya estoy deseando leer esas nuevas joyas. A ver cuándo te animas a hacer una tirada en papel de tus relatos, aunque no te descubro nada si te digo que es muy complicado ponerlos en circulación, y más aún que la gente los compre. Ahora iré a eso, pero antes déjame que te felicite por tu éxito en el certamen literario María Carreira. Lástima que no acabaran dándote el primer premio, pero ser finalista está muy bien. No me canso de decirte que eres un escritor fabuloso; incluso los jurados acabarán dándose cuenta. ;) 

Llevaba días dándole vueltas a la idea de escribirte una carta. ¿Que por qué a ti? Pues porque, como yo, eres un escritor intentando asomar la cabeza en este mundo editorial tan caótico y sobrepoblado, en el que resulta tan difícil saber hacia dónde (y cómo) tirar. ¿Sabes que hace ya un año que publiqué El viaje de Pau? Un año de inquietudes y esperanzas, de trabajar cada día por difundir mi primera novela, de recibir grandes cantidades de apoyo y ánimo, pero también de comprobar por mí mismo cuánto cuesta avanzar.

La vida del escritor independiente es muy jodida, no te descubro nada. Cada mañana me encuentro con la disyuntiva de cómo distribuir el tiempo. Sabes que estoy escribiendo una segunda novela, pero también tengo que hacer lo posible por mantener la primera bien visible, y eso implica contactar con librerías (y abstenerme de dedicarles algún post poniéndolas a parir por, en un 90% de los casos, ni siquiera dignarse a contestar), mantener una presencia constante en las redes sociales, actualizar el blog con frecuencia, idear estrategias que mantengan el interés de la gente por mis propuestas… Total, que a menudo me quedo con la sensación de que no he hecho nada productivo. Menos mal que conservo el trabajillo de las tardes como profe de refuerzo escolar y que mi pareja trae un sueldo decente a casa todos los meses, porque si no, a ver cómo se lo monta un escritor sin ingreso alguno garantizado. ¿Cómo te lo montas tú? Porque si no recuerdo mal estás en paro. ¿Has encontrado algo?

Podría centrarme únicamente en escribir, pero entonces me quedaría la sensación de que todo lo que he avanzado durante este año no ha servido para nada. Si pierdo la presencia en las redes será como si El viaje de Pau no existiera. Pero no sé, a veces pienso que tanto esfuerzo no compensa. Hace un par de días recibí una noticia realmente mala. La librería Espai Literari de Barcelona, donde presenté en noviembre mi novela, echa la persiana a finales de julio. Cada cierre de una librería es una noticia lamentable, y últimamente lo han hecho tres de las que vendían mi libro: la Llamborda, en Caldes de Montbui, la primera que lo aceptó; Namasté, en Granada, que la llevaba una escritora muy maja, Cristina Monteoliva; y ahora Espai Literari. Ésta además estaba especializada en autores independientes y editoriales pequeñas, era una especie de oasis, un pedazo de esperanza al que agarrarnos, pero la realidad es implacable.

¿Qué podemos hacer? Lo sé, seguir intentándolo, no desmoralizarse y confiar en nuestro trabajo. Yo soy optimista por naturaleza, y el feedback que recibo de la gente es muy positivo. Durante este tiempo he vivido experiencias muy positivas, de las que no se olvidan nunca, como la presentación en Bielsa, hace dos semanas, o el acuerdo con la editorial brasileña Liga para la traducción de El viaje de Pau al portugués. Y todos los mensajes de ánimo, de felicitación, las críticas positivas de lectores/as, la gente estupenda que estoy conociendo, la preciosa aventura del libro viajero… Si hago balance no me puedo quejar, desde luego, pero cuando miro hacia delante la cosa cambia.

Siempre digo que estoy al principio del camino y que soy consciente de lo duro que va a ser. Yo quiero escribir, quiero ganarme la vida con ello, aunque suponga un reto casi quimérico, pero, como te digo, hay momentos en que las energías me fallan. Noticias como lo de Espai Literari minan la moral, le hacen preguntarse a uno si de verdad existe un espacio para lo que puedo aportar. Al fin y al cabo, el mundo no va a echar en falta mis historias. Quizás lo más sensato sería intentar volver al mercado laboral productivo y conformarme con que la literatura sea un hobby.

No sé. Igual la semana que viene recibo una buena noticia y vuelvo a verlo todo menos gris. ¿Tú que opinas? ¿Vale la pena perseguir nuestros sueños? El corazón me dice que sí, pero la cabeza me hace dudar. En fin, te dejo, que tengo que ir a buscar al niño al casal de verano. Seguiré dándole vueltas al asunto, a ver si me aclaro.

¡Un abrazo!

 


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