Jugando con el destino.
Entonces es martes, seguro, por lógica. Suena el despertador a las siete y trece. Lo lanzó y resquebraja el espejo del fondo. Piso el suelo frío con el pie izquierdo. Las tostadas están ricas aunque se cae el salero. Afuera diluvia y el paraguas está en lo alto del guardarropa ya que en Murcia casi no llueve. Paso por debajo del perigallo y subo para ver la sombrilla abierta. Me cruzo con mi vecino pelirrojo que me enseña el gatico negro que le han regalado. Efectivamente, hoy es martes. ¿Y qué? Dentro de una hora me caso y me voy de crucero.
Torcuato González Toval