Junichi Hakoyama se centra en interactuar con el espectador, de forma, que la fotografía sea un medio para estimular su imaginación, de forma, que la persona que observa la fotografía pueda construir una historia alrededor de la imagen. Por ello, su filosofía fotográfica se basa en no distraer la mente de quienes contemplan con un exceso de información.
Hakoyama vio su filosofía reflejada en la Leica M3 monocromática hace una década. La ausencia de color brinda una oportunidad única al fotógrafo para centrar la atención y reducir la información pues el objetivo de su fotografía es “hacer imágenes que alentaran a la gente a usar y expandir su imaginación”.
Para conseguir su objetivo, el fotógrafo desvela tres elemento claves; en primer lugar, éstas se basan en la premisa de simplicidad para conseguir centrar la atención y disparar la imaginación.
En segundo lugar, una fotografía necesita tener luz y sombra, de esta forma, la luz centrará el foco de atención y la sombra suprimirá cualquier información innecesaria, delimitando así la fotografía para crear un marco donde la imaginación se estimule.
En tercer y último lugar, debe haber una persona que sirva como cauce de la imaginación, de esta forma, el espectador puede construir una historia alrededor de ésta persona, que pueden reflejar sus esperanzas, miedos, emociones, etc. de forma, que la fotografía ya no es solo una imagen si no la historia de una persona y será diferente para cada uno de nosotros. Así, es cómo nos invita a reflexionar, pensar, sentir e imaginar el fotografo Junichi Hakoyama.
Todo en la imagen existe por un instante que se ve capturado en el tiempo por la fotografía. El fotógrafo pretende inmortalizar ese preciso momento en que coinciden: luz, sombra y persona. Según Junichi Hakoyama, “no es fácil captarlo en una foto, aunque el esfuerzo para tratar de conseguirlo merece la pena”.
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