Hace tiempo le deseé el mal a una persona. Es de esas veces que te enfurruñas y te pones a soltar barbaridades porque necesitas canalizar tu furia, no porque verdaderamente quieras que al otro le pase nada malo... Pues bien, la maldición que le eché a esa persona se ha cumplido, y me decía mi querida Gordi el otro día por twitter que soy mejor persona que ella por no alegrarme.
Por otro lado, hace también un tiempo, (bueno..yo tenía 12 años, en realidad hace MUCHO tiempo xD) me subí en el autobús camino del centro con mis amigas. Íbamos eufóricas a gastarnos nuestros ahorros en chucherías y helados, y charlábamos como cotorras en la parte trasera del autocar. Fue entonces cuando un señor mayor (viejo asqueroso a partir de ahora) se me acercó y se quedó de pie a mi lado, agarrado a la barra del techo para no caerse. Yo pensé por un instante que tampoco había tanta gente en el autobús para que tuviese que pegárseme tanto, pero era joven e inocente y no le di mayor importancia. Hasta que empezó a restregar su minga contra mi pantalón. Al principio despacio, con timidez, pero al ver mi cara de desconcierto y mi boquita cerrada, se envalentonó y empezó un frotamiento paquetil evidente que me puso histérica.Yo me aparté sin decir ni mu, nerviosa, y me puse al otro lado del autobús. Me senté al lado de una señora, a ver si eso amedentraba al viejo asqueroso. Pero no. Volvió a venir a mi lado y, haciéndose el loco y perdiendo su mirada por la ventanilla, siguió con sus frotamientos contra mi pierna. La señora no pareció darse cuenta de nada, y yo me debatía entre gritar o salir corriendo del autobús en la siguiente parada.Pero fue él el que se bajó, quizá dándose cuenta de que mis amigas empezaban a notar algo raro y a cuchichear.No volví a verle, pero por si acaso me pasé varios meses sin querer subirme a ese autobús. A ninguno. Sentía verdadero asco y terror ante el viejo asqueroso acosador de niñas.
A ese señor le deseo una muerte lenta. Quizá ya se haya muerto, y espero que haya sido un proceso lento y doloroso. Que se le haya encangrenado el pene, o que se le haya caído a pedazos al intentar restregarlo contra otra jovencita asustada. O que se lo haya mordido un perro hasta arrancárselo de cuajo.Que haya estado sollozando de puro dolor en una cama de hospital hasta su muerte.Me da igual que tuviese esposa, hijos, nietos.Me dará igual si dentro de unos meses me entero de que era un pobre hombre demente o enfermo.Si le viese hoy en día, os aseguro que lo último que me daría es miedo. Sería capaz de darle patadas hasta dejarlo inconsciente, por muy viejo que fuese.
No es que yo sea buena persona, Gordi. Es que tengo muy arraizado mi sentido de la justicia.