Ayer me dijiste que nosotros sólo necesitamos siete días para hacer un luto, para acabar con las promesas incumplidas, con los sueños rotos para fabricar otros nuevos, con los viejos besos para pintar de miel los que vendrán.Que empiece a guardar en un cajón oscuro lo viejo y abra una caja de música.Que acabamos de estrenar año y ahora empieza lo bueno.
La jaula de los días regresa, el enjambre de los sueños vuela ya disipando atardeceres de estío.Pero quedan las promesas, los amaneceres, estaciones por estrenar, horas por saborear, y bullicios que contaminen nuevos sentimientos, manifestaciones por andar y vida, siempre mucha vida... para galoparlos con un ágil trote, devorando anhelos.
También hablamos de Proust y de las magdalenas, y de ese luto (Chive´a) que suelo hacer acompañado de magdalenas rellenas de almendras con un baño de chocolate y que me asientan 2kg por cadera, ¡¡boumm!! ... y de mis risas cómplices con Rebeca. Y de este nuevo año que emerge y que hoy pasearemos por la rue des Rosiers, yo apoyada en tu cintura y con una muleta, y tú abrazándome y sosteniéndome como siempre a cada paso que doy.Sonará ese viejo violín por los tejados chez Marianne, y abriré mi sonrisa para ofrecerte mis tímidos hoyuelos. Nos espera ese falafel, la Cenerentola de Rossini en Garnier, una nueva temporada de ilusiones por rehabilitar.Aún me cuesta mucho caminar, sé que meses, pero ya me hiciste bailar pegadita a ti, lamiéndome las ganas de hacerlo con dos pies y por bulerías. Me gustas con esa gorra y tus aires de titi parisien, y cuando este grisáceo sol te baña las pupilas.Me gustas porque nunca dejaste de fabricarme sueños, y porque el cuello de tu camisa, siempre y sólo huele a mí.Y yo te ofrecí la manzana, y tú la miel, y desgranamos la granada de los días por venir.
Y esperando bailar en nuestro Mediterráneo, seguiremos aquí haciéndolo aun de espaldas al Mar.