A diferencia de los monos, muchos trabajadores japoneses han trabajado sin descanso hasta morir. Las ansias por un buen rendimiento -demostrado no solo por el interés en la producción, sino también por las horas dedicadas- impregnan su cultura. Este síndrome trágico se ha convertido en algo tan conocido que tiene su propio nombre: karoshi.
Es triste que las actividades de los monos parecieran tener más sentido que las actividades humanas. Como a los monos, a los humanos nos han inculcado ciertos instintos que nos dicen lo que nuestros cuerpos, mentes y espíritus necesitan. Coman cuando les baja el azúcar, duerman cuando están cansados, busquen la calma cuando el ruido del mundo les moleste mucho, y así en todas nuestras necesidades.
No se mate tratando de ser la estrella en el trabajo. En vez de eso tómese su tiempo de descanso y cómase una banana.
Vía Renuevo de Plenitud