Estos son mis pies con un subidón glam.
Más subidones en mi Pinterest y en mi Instagram
El que me conoce en carne y huesitos termina apreciando mis estilismos color block contrastando negro con negro, uñas y labios preferentemente en Rouge Dior 999. Siempre con algún complemento tachuelil o calaveril. Pero todo muy fino y glam. No confundamos. Jamás he ido ni iré por la vida con un bolso ataúd de plástico. Y ahora que lo pienso tampoco con bolso ataúd de piel. Porque no, no soy gótica, ni siniestra, ni goth chic, ni ningún otro adjetivo calificativo. ¡Qué manía tiene todo el mundo en definirme!
Cada prefectura en Japón tiene su mascota Kawaii. FUENTE: japonpop.com
El asunto es que además de estos detallitos tengo una vena Kawaii cada vez más acentuada. Y es ahí donde mi Lolita se pregunta si no conozco otro color que no sea el rosa. ¡Me encanta el rosa! El rosa palo, el rosa empolvado, el fucsia, el rosa chicle, el vino rosado, las rosas rosas y el rosa bebé.All Nippon Airways tiene sus aviones decorados con Pokémon
Para los no iniciados en el tema, el término japonés kawaii puede ser traducido como bonito, mono, cuqui o agradable. En Japón más que un adjetivo, es un fenómeno cultural. Se aplica a todo lo imaginable: moda, juguetes, hábitos de vida, estética, para desear buena suerte y simpatizar con alguien.
A los occidentales muchas veces nos chocan cosas que para los japoneses son fundamentales en su convivencia tales como la armonía, evitar el conflicto en sus relaciones sociales, un arraigado sentimiento de comunidad, una gran amabilidad y educación. El concepto Kawaii refuerza esta manera de ser y de relacionarse. ¡Viva el buen rollito!
Pues eso, estaba hablando de mi vena Kawaii. Mi último descubrimiento han sido los muñequitos Sonny Angel. Hay varias series diferentes con trece muñequitos cada una. Vienen en su caja y no sabes cual te va a tocar. Yo ya los quiero toooooodos. Son monisísimos. No pienso parar hasta conseguir algo así. ¡Ja!
De momento este ha sido mi primera adquisición. Pertenece a la Flower series y es Carnation. O sea, de la serie flor, el clavel:
Al principio de la sesión fotográfica estaba todo pudoroso. Se me escondía entre mis margaritas de tela y los geranios del jardín. Pero luego...
¡Fuera vergüenzas! Posando como un profesional. ¡Tiembla Pataky!
Luego resultó que todos los demás colegas de estantería se pusieron celosillos y les tuve que hacer una foto de grupo. Todavía falta algún despistado que se quedó sin salir. Pero es que fue una improvisación.Foto de familia.
Ahora os explico quién es quién en mi mundo kawaii: Dos muñequitas Kimmidoll, El peluche grande y otras dos figuritas de Charuca, una versión libre del gato de la fortuna japonés, una representación de Pin y Pon (¡Cómo han evolucionado desde mis tiempos!), una minimascotilla Blythe, la reina kawaii: Hello Kitty y una flor original de la factoría Murakami comprada en la mismísima Colette de Paris. Ya se ve en la cabecera del blog lo fan-fan que soy de Takashi Murakami. Murakami el artista. No confundir con el escritor.Y ya mi sueño total sería una de éstas:
Muñecas Blythe. De coleccionista. Valen un dinerito.
Luego las puedes customizar si tienes maña.
Porque si las quieres comprar customizadas, entonces sí que hay preparar el bolsillo.
Ahora que he confesado mis tendencias otaku y me he quedado a gusto, ya sabéis qué regalarme. Que no os dé apuro. Encontraréis mi e-mail en mi perfil de Google+ para ponernos de acuerdo en el envío.¡Qué no, qué no es broma!