Extraños derroteros engendra la vida. Cuando aparentemente crees haber dominado tu "Yo", o más bien, hacerte amig@ de él, resulta que has de reconstruirte de nuevo para encarar nuevas "versiones" que llegan de sorpresa. La paz encontrada se retira cabizbaja dejándote bajo el mando de interrogantes.
Entonces hay que enfrentar comportamientos antes nunca imaginados pues es la única manera posible de avanzar. Caso contrario te paralizas y te quedas estático en un punto en el que dejas de respirar. Y ... se necesita aire.
Así pues, comienza una vez más el exhausto diálogo que nace en las entrañas en busca de equilibrio y al que imploras te habilite para seguir conservando aquellos valores sobre los que ya te has asentado y por lo que has luchado ferozmente.
Mente y corazón echan pulso en busca de su medalla de triunfador, que rara vez suele ser compartida por ambos. Tú te limitas a ver quién de los dos logra adueñarse de tu confianza y en caso de empate...¡recurres a los instintos que aunque también se confunden, casi siempre encuentran sendero! ...
Al tiempo, cansada de ver cómo te ha sido arrebatado ánimo, seguridad y fé, alzas la vista al cielo en busca de citas que te den respuesta.
Sin embargo y por mucho que suponga, nada bate una incansable tenacidad en busca de su felicidad.
Silvia AG