Ahora llevo casi dos años divertida, porque decidí correr de nuevo y esto de acumular no sólo más años sino kilómetros a mi vida, me tiene encantada. Traté de asimilar la información y consejos que leía en páginas web de corredores: para progresar, para aumentar kilómetros para mejorar mis tiempos. Entrenarse uno solo requiere precaución. Y bueno, me tuvo que suceder. Hace más de un mes me lesioné una rodilla. Estoy de vuelta poco a poco; lo triste de una lesión es que el progreso logrado se pierde, la condición física es tan celosa como las novias inseguras. Ahora cuento con alguien que me entrena, que se ríe de mis ocurrencias, que me pone ejercicios de fuerza y resistencia, que descubrió qué parte de mi cuerpo necesita despertar para equilibrar el trabajo de ambas rodillas. Ahora sé la técnica de carrera porque sus ejercicios, por si solos, han logrado (sin darme cuenta) que corra bien y bonito. Sigo nadando en la introspección y ahora corro también: voy a disfrutar del viento, o de la lluvia o del frío. Corro libre y sola mientras la música que sale de mi iPod, jala mis rodillas hacia delante. Ahora sumo kilómetros de asfalto y agua y quemo calorías…
Kilómetros...
Publicado el 19 abril 2015 por MafaldasexiAhora llevo casi dos años divertida, porque decidí correr de nuevo y esto de acumular no sólo más años sino kilómetros a mi vida, me tiene encantada. Traté de asimilar la información y consejos que leía en páginas web de corredores: para progresar, para aumentar kilómetros para mejorar mis tiempos. Entrenarse uno solo requiere precaución. Y bueno, me tuvo que suceder. Hace más de un mes me lesioné una rodilla. Estoy de vuelta poco a poco; lo triste de una lesión es que el progreso logrado se pierde, la condición física es tan celosa como las novias inseguras. Ahora cuento con alguien que me entrena, que se ríe de mis ocurrencias, que me pone ejercicios de fuerza y resistencia, que descubrió qué parte de mi cuerpo necesita despertar para equilibrar el trabajo de ambas rodillas. Ahora sé la técnica de carrera porque sus ejercicios, por si solos, han logrado (sin darme cuenta) que corra bien y bonito. Sigo nadando en la introspección y ahora corro también: voy a disfrutar del viento, o de la lluvia o del frío. Corro libre y sola mientras la música que sale de mi iPod, jala mis rodillas hacia delante. Ahora sumo kilómetros de asfalto y agua y quemo calorías…