Kintsugi

Publicado el 19 agosto 2016 por Rizosa
Kintsugi significa literalmente, en japonés,  cicatriz dorada. También es el nombre que se le da al arte oriental de reparar objetos con oro, mejorando la pieza inicial y convirtiéndola en una obra de arte. El kintsugi forma parte de una preciosa filosofía vital que plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y que deben mostrarse en lugar de ocultarse, constatando así su transformación y evolución. 
Lo leí el otro día en un blog (no recuerdo en cuál, lo siento por no poner la referencia) y me fascinó. Me quedé impresionada porque mientras leía sobre el tema y contemplaba fotografías de jarrones y platos maravillosamente restaurados, no podía sino verme reflejada en ellas. Yo, que me he roto tantas veces. Que me pegado cada pedacito una y otra vez. Que me he remendado. Que tengo mil pespuntes por cada rinconcito de mi anatomía. Que me he cosido de nuevo el corazón al pecho. Que llevo pegotes de pegamento hasta en las orejas. Que me las he apañado no sé bien cómo para seguir siendo yo, con mis ilusiones iniciales y mi forma de ver la vida. Yo me siento un poco así, porque me gusta cómo soy (con mis imperfecciones y mis cicatrices) y porque por muchas experiencias pasadas y peso que haya sobre mis hombros, desde mi infinita resiliencia me niego a desmoronarme y a pensar que ya no volveré a sentir igual nunca más.  Cada vez que me caigo y me rompo, me recupero y vuelvo a empezar. Desde cero, aunque aún más dorada -sabia- que antes. 
Mi experiencia me ha enseñado que si hablamos de dolor hay dos tipos de personas: las que no pueden evitar cambiar con los golpes de la vida y se transforman en una versión más fría y gris y deslucida de sí mismas, y las que lucen cicatrices de oro y siguen queriéndolo todo.
Y cada vez que alguien me dice "lo siento mucho pero  es que yo estoy roto", a mí se me desprende un pedacito del pecho y tengo que irme corriendo; alejarme lo máximo posible de esa persona que trata de mermar mis ilusiones para poder pegármelo de nuevo y seguir adelante. Yo no quiero rotos y medias tintas: me merezco a alguien que quiera bañarse en oro y seguir funcionando conmigo.