Soy un boxeador desalmado.
Entreno mis golpes en una escalera de caracol.
Me gusta poner nombres a las flores.
En mis mejores combates me tapo la cara con flores.
Un pobre diablo apostó por mí contra cuatro ángeles.
Mi rival boxea con tres manos
y yo sólo tengo una izquierda luminosa.
Veo un trozo de mí en el suelo,
un diente de leche rojo.
Oigo a las alas gritar.
Me escondo en mi guante.
Soy un manirroto que aprieta su único puño.
Bajo la guardia y veo un rayo
justo antes de que me alcance un golpe de gracia.
El amor es la pelea más dura
y yo era el boxeador más blando.
Cuento las esquinas del cuadrilátero: ninguna.
Cuento a los cuatro ángeles: una misma sombra.
Cuento cuatro heridas en mi mandíbula de cristal:
una sola muerte.
Ilustración: Lutz/Guggisberg, Sammlerin / The Collector, 2009