El kakebo viene de Japón y es un híbrido entre agenda y libreta de cuentas. Se dice que Tomoko Hina, primera mujer periodista japonesa, fue quien a principios del siglo XX ideó el primer kakebo para ordenar y registrar el gasto doméstico. Las amas de casa lo adoptaron para organizar la economía familiar y administrar óptimamente los recursos. Ahora su aplicación se ha extendido y hay kakebos de todos los tipos y de todas las variedades y modelos, desde para familias numerosas hasta para solteros. Y por primera vez aquí el ejercicio de 2014 contará con el Kakebo, libro de cuentas para el ahorro doméstico, publicado por Blackie Books (17,90 euros).
Con esta noticia, me desayuno con que durante años la economía de mi familia ha transcurrido a través de un Kakebo. Una libreta escolar de esas distróficas que se entregan gratuitamente, ha sido nuestro control de gastos. La hoja, dividida al medio para reflejar los pesos cubanos de un lado y los convertibles del otro. Antes, habíamos tratado de administrarnos dividiendo en cuatro partes correspondientes con cada semana el dinero del mes destinado a la comida, para invariablemente violar los sobres ante la inmediatez de un gasto inesperado.
Nos resignamos entonces a consignar los gastos hasta el día en que uno abre la gaveta y ya no hay dinero; durante una breve etapa se revisan con éxito variable los bolsillos, carteras y antiguos ceniceros, hoy destinados al menudo. Ya se sabe que toca entonces comer el seudopan de la libreta, no puedo comprar café y hay que estirar el aceite. Dispendios como cerveza, carne de res (picadillo incluido) o mantequilla, hace rato se convirtieron en opciones dañinas, y no a la salud precisamente ¿Lujos infaltables? café y tinte para el pelo. Eso de bares, tabaco y comidas fuera, es una preocupación fuera de lugar.
Me come la curiosidad saber qué acogida tendrá en España la venta de estas libreticas de filosofía japonesa. No sé a los demás, pero no se me quita de la cabeza que quien tiene que llevar cuentas, no se gasta dieciocho euros en otro objeto de consumo. Yo por mi parte, estoy al abandonar hasta las anotaciones diarias, pues he llegado a la conclusión que han llegado todos en Cuba: en el tema de gastos e ingresos, esta película está al revés.