
Charlamos un rato, intercambiamos datos e informaciones y nos propusimos para algún, quizás, proyecto futuro del rabino. Por el camino se fue un correcto (sólo eso) vino rosado Galil Mountain Rosé 2010 a base de barbera, sangiovese y pinot noir y un extraordinario la flor del flor de primavera 2007 del Celler de Capçanes (36€). Los amigos de Directo al Paladar describieron bien qué es un vino kosher. No me detengo, pues, en eso. Digamos que era mi primera vez y que no he notado especiales diferencias. Sé que el control de la producción, desde la cepa hasta el embotellado, está en manos de Libersohn y que si él no da el certificado, el vino no se venderá como kosher. No hace falta decir que eso no ha influido para nada en mi percepción del vino. La fruta es una garnacha muy vieja (cepas a 500 metros entre 80 y 95 años, en suelo de arcilla y granito), con 28 días de maceración, 12 meses en barricas nuevas francesas de tostado medio y tres meses de reposo posterior en inox, más otro año de reposo en botella. 14,5% para ser tomados algo frescos y, en mi opinión, sin decantación. De un rojo rubí intenso y brillante, el vino destaca por su frescor, delicadeza y perfecta asimilación de la madera. Aporta aromas de la humedad del bosque en otoño: oscuridad de la hojarasca perdida entre musgo. Es un vino elegante, profundo y complejo que, sin embargo, no le pierde la cara a sus orígenes: monte y arcilla, cierta rusticidad, tomillo, madera de boj, acidez de las primeras cerezas y tabaco maduro. Un vino que disfruté largamente. Kosher, sí, pero por encima de todo, un gran vino.