La "Aguirre roja"

En febrero del año 2009 Esperanza Aguirre afirmaba, en la Asamblea de Madrid y en relación al caso Gürtel, que nos encontrábamos ante una trama contra el PP. Lo hacía vestida de bandera de la Comunidad madrileña, con una rebeca roja repleta de estrellas blancas. Decía entonces la lideresa que existía una "trama clarísima organizada por el ministro furtivo (Bermejo) y el juez socialista (Garzón), para evitar que pueda haber una alternativa al peor Gobierno de la democracia". Catorce meses después, una vez hecho público el sumario de esta gran trama de corrupción, la Presidenta Aguirre afirma ante los medios que se siente "especialmente satisfecha de haber sido, creo que en una parte muy importante, la causante de que este caso se destapara".
Aguirre ha pasado de demonizar y calumniar a quienes intentaban averiguar la verdad, a autoproclamarse causante de que la misma estallase y se investigase. Curiosamente habría contribuido a que los ciudadanos nos enteremos, por ejemplo, de que su gobierno adjudicó 367 contratos públicos a dedo a una trama corrupta que presuntamente también habría servido para financiar ilegalmente a la organización regional madrileña del PP. Y en todo este delirio de quien se ve acorralada por sus propias mentiras hay que añadir un pequeño matiz que nos confirma la catadura moral y política del personaje: la lideresa, cuando destapó el caso, no sabía qué había detrás. ¡Qué grande eres, Esperanza! Cualquier día de estos se nos presentará como la "Aguirre roja", una especie de espía inflitrada en el PP para derrocar a Mariano Rajoy como líder de un partido de la oposicion al que la corrupción le llega hasta las orejas. Visto lo visto, oído lo oído, cualquier cosa puede esperarse de esta señora.