Echo de menos una amiga para disfrutar juntas de las cosas más sencillas: un parchís, un batido de frutos secos con un vampiro y una mala serie.
Echo de menos una amiga para vaciarme sin tapujos, para escuchar sin juzgar, para ser franca sin temor a dañar y para recibir la verdad aunque escueza. Dejando caer los velos para que se cuele la luz.
Echo de menos una amiga para ver huir las horas mirando las nubes, acariciarnos porque sí, con la certeza de que te aceptan y aman como eres. Porque nadie mejor conoce tus flaquezas y tus virtudes sin hacernos sentir vulnerables por mostrarnos transparentes.
Echo de menos una amiga para sanarnos mutuamente de batallas aún abiertas, sacudir las espinas que molestan en la intimidad y pedirnos perdón. Llorarnos, desnudar la rabia y recoger sus frutos.
Echo de menos una amiga para compartir en voz alta una novela cualquier tarde de invierno y divagar juntas. Cantar del brazo por los rincones de alguna ciudad que nos apena y acuna o disfrutar de un granizado con los ojos cerrados al sol.
Echo de menos una amiga para reírnos sin palabras, hablar con la mirada y compartir el lado cómico de la vida en cada situación. Rozar lo absurdo sintiendo que algo se te rompe dentro entre carcajadas.
Echo de menos a la amiga con la cual se puede escuchar música en silencio, respetando el lugar común en el que duermen los sueños en el techo de la habitación.
Te quiero y te extraño, mi hermana, la amiga visceral que la vida me regaló y no fue una casualidad, sino una certeza.
Ilustración de autor/ra desconocido/a
No te llamo porque me duele de tantas emociones acumuladas y abstractas ya, desgastadas por el paso del tiempo,nos debemos horas. Tan sólo deseo hacerte saber que espero nuestro momento, porque sé que llegará, y será grande, inmenso, por su intensidad y luz. Momento que sólo ambas, desnudas, podremos afrontar para reencontrarnos con las mujeres que fuimos y las que ahora somos... entre risas, lágrimas y amores, por supuesto ♥