La anestesia de la reina

Publicado el 30 septiembre 2011 por Sandra @sandraferrerv
En alguna ocasión he explicado mi voluntaria decisión de someterme en mis dos partos a una anestesia parcial de mi cuerpo para aligerar los dolores del parto. El hecho de que una mujer pueda escoger o no este tipo de calmante es lo más habitual en nuestro tiempo. Pero no siempre fue así.
Hacía días que quería escribir una entrada sobre historia. Buscando información sobre la Reina Victoria, encontré un curioso tema. La anestesia.

La Reina Victoria con su extensa familia

El ser humano siempre ha luchado por combatir el tan desagradable sentido del dolor. Hierbas o brevajes se han usado durante siglos para paliarlo. Mientras, los científicos se han afanado por encontrar un método realmente eficaz para bloquear o inhibir el origen del dolor. Tenemos que remontarnos al siglo XIX cuando en 1842 el doctor Crawford Williamson Long administró éter etílico a un niño al que se le tenía que extirpar un quiste en el cuello. Tan sólo cinco años después, en 1847, el uso de anestésicos llegó por primera vez a las prácticas obstétricas. Hasta entonces, solamente los métodos de control de la respiración o el uso de hierbas calmantes intentaban hacer sobrellevar los dolores del parto a las mujeres. Así, por ejemplo, el beleño producía en la mujer una narcosis obstétrica parcial en el momento de dolor agudo1.
El anestésico que se empezó a usar para los partos fue el cloroformo, una sustancia que inhibía el dolor pero no eliminaba las contracciones. Durante años se aplicó la anestesia en los partos pero no se popularizó hasta que la fértil reina Victoria de Inglaterra aceptó ser ella también sometida a dichas prácticas. Fue en el nacimiento de su octavo  hijo, Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Gotha, en 1853. El doctor Jonh Snow aplicó cloroformo a la reina, quien inmortalizó la experiencia en su diario:  el doctor me dio ese bendito cloroformo y su efecto fue calmante, tranquilizante y deliciosos más allá de toda medida2. El doctor Snow fue nombrado Sir.
El cloroformo o "anestesia a la reina", como se conoció popularmente, se usó durante mucho tiempo hasta que se descubrió sus efectos tóxicos y fue sustituido por otros métodos anestésicos más seguros.
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1. Historia de las mujeres, una historia propia, Bonnie S. Anderson y Judith P. Zinsser. P. 1312. Historia de las mujeres, una historia propia, Bonnie S. Anderson y Judith P. Zinsser. P. 609