Revista Diario

La aprendiz en su camino hacia la iluminación (1ª Parte)

Publicado el 22 enero 2011 por Maricari

¿Es posible que alguien averigüe su vocación con más de 40 años?Ahora, en el año 2010 es posible, y además no sólo que la aprenda y la ejerza, sino que puede dedicarse a ella durante muchos años, muchos, muchos… Pero mi historia data de 1315, en esa fecha, alguien tenía que tener su vocación ya aprendida a una corta edad o, ya no podría dedicarse a ella porque a los 40 estaría muerto. Aunque bien es verdad que esto se suplía directamente heredando el oficio de tu padre y ¡Sanseacabó! 

Es una mujer, y además… Ella, nuestra mujer, tiene un aspecto normal, no es ni guapa ni fea, ni alta ni baja, ni gorda ni delgada, pero atrae por su forma de moverse, por su forma de mirar, por su forma de reír… estando segura de que estas armas la ayudarán a cambiar de oficio. Ha pasado la noche en una posada un tanto mugrienta y ha dormido poco. La culpa la tuvieron 2 o 3 cucarachas corriendo sobre la cama de la habitación alquilada. Se sobrepuso y pensó que ellas también se habrían llevado un buen susto al trajinar en sus quehaceres de noche, y sorprenderlas en un instante el día… Y al marcharse el posadero y llevarse el candil, seguro que volverían a salir, y seguramente se dijesen entre ellas: ¡Milagro, la noche se ha hecho día y otra vez noche en la misma noche, milagro! Ella tiene una inventiva así… Así se daba compañía desde niña. Se acostumbró a la poca luz que entraba por un ventanal sucio. Se desprendió de su enagua y del corpiño, y se metió en la cama con una daga debajo de la almohada. Antes, había atrancado bien la puerta arrastrando la cama hacia ella. Por la mañana con los primeros brillos del sol por el ventanal, salió de la cama y se volvió a poner la poca ropa que se había quitado por la noche. Buscó el orinal y no lo encontró, llevaba desde la tarde anterior sin aliviarse y ahora, necesitaba bajar al corral de la posada. Pero antes de abandonar el cuartucho, se comió una manzana y bebió un poco de agua de la palangana, dando un buche, hizo gárgaras y lo escupió al suelo de golpe. Lo hacía siempre, para que la oliera bien la boca… Para ella, la boca es la que aleja la muerte de una, se dijo. Después se lavó la cara, se peinó, se lavó el cuello y de paso, los sobacos… el agua quedó inservible, era evidente por los pollitos y pollones que nadaban en su superficie marroncina. Al salir de la cuadra miró al posadero, que ya la echaba con la vista, y le dijo adiós haciendo el signo de la cruz. Se encaminó con alegría por las calles de Cambridge hacia el palacio de Sir Fitzwilliam, estaba decidida a cambiar de trabajo. 

La aprendiz en su camino hacia la iluminación (1ª Parte)

Vista actual del Palacio-Museo Fitzwilliam

En la gran puerta le recibió un perro guardián de dos patas, algo encorvado y con cara de malas pulgas, que le indicó una puerta cutre en un lado del muro. Supuso que era por donde entraba el servicio. Pero ella llevaba un salvoconducto, un papel entre su corpiño y su camisa, bien doblado. Lo sacó y se lo mostró al portero. Tras su lectura el guardia la dejó entrar con una leve mueca en su cara, de repente, había pasado de ser criada pedigüeña a ser algo más… Pero cómo no decía nada en el papel de su nueva profesión… No la hizo ninguna reverencia, y ella tampoco le contestó, no sabía inglés, ni una palabra, sólo castellano y latín. Se limitó a guardar el papel otra vez cerca de su corazón, aunque con un poco de asco al ver que el perro sarnoso lo había olisqueado mientras la miraba con ojos golosones. Ella hizo como que no se daba cuenta y escupió al lado. Llegó a otra gran puerta, y ahora, dos criados de librea la invitaron a pasar abriendo algo más la puerta. Para su gusto no era mucho la apertura. Y pensó que al pobre, siempre toda abertura se le hace estrecha… Porque pareciera que lo que han abierto para ella es un aprisco. Pero esta idea del rebaño y del aprisco desapareció automáticamente de su cabeza, porque se encontraba ante la escalinata más impresionante jamás vista por ella. 

La aprendiz en su camino hacia la iluminación (1ª Parte)

Vista actual de la escalinata principal del Palacio-Museo Fitzwilliam


La aprendiz en su camino hacia la iluminación (1ª Parte)

Mi hija Cari en las mismas escalinatas verano 12-08-2009

Y eso que venía de un gran lugar, del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en el Extremodouro de Castilla y, esa era también, una morada muy lujosa, aunque fuese la de la Virgen y Dios. 

La aprendiz en su camino hacia la iluminación (1ª Parte)

La aprendiz en su camino hacia la iluminación (1ª Parte)

Real Monasterio de Guadalupe, foto tras 49 kms. andando sin stop 

 Sintió vértigo al comenzar a subir las escaleras, el mismo que la había dado el barco en 3 días de travesía, amén de un montón más a lomos de un caballo. Tocó el documento junto a su corazón y comenzó a subir con su gracia y salero como si fuese la marquesa de Roma -que por la puerta asoma, se río del cuento para sus adentros-. 

La aprendiz en su camino hacia la iluminación (1ª Parte)

Esta foto me quedó muy bien, cárgala es preciosa...

A media altura ya sus ojos se habían elevado hasta el cielo y, a ratos, percibía fogonazos de otros lugares, de otros tiempos… no era la primera vez que sentía esto, otra vez le ocurrió en su peregrinación a la Basílica de San Pedro, cuando acompañó al Padre… No recordaba el nombre, pero lo tenía en la punta de la lengua… 

La aprendiz en su camino hacia la iluminación (1ª Parte)

Ya no me dejaron hacer más fotos... ¡lástima!

Aunque quizás lo hubiese soñado…
P.D.: "Continuará..."
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