<!–[if gte mso 10]>
/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:”Tabla normal”;
mso-tstyle-rowband-size:0;
mso-tstyle-colband-size:0;
mso-style-noshow:yes;
mso-style-priority:99;
mso-style-parent:”";
mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt;
mso-para-margin:0cm;
mso-para-margin-bottom:.0001pt;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:12.0pt;
font-family:Cambria;
mso-ascii-font-family:Cambria;
mso-ascii-theme-font:minor-latin;
mso-hansi-font-family:Cambria;
mso-hansi-theme-font:minor-latin;}
<![endif]–>
Recientemente los consejeros electorales de Tabasco se otorgaron un
bono porque durante el período electoral trabajarán durísimo. Hasta los sábados y los domingos. Que adecuado y conveniente.
También recientemente se hizo público el sueldazo que los Secretarios Federales perciben cada mes. La razón de eso, claro está, es que buscan ser competitivos con las empresas, pues los Secretarios de Estado son comparables a directores generales en la iniciativa privada.
Antes que esas relevantes noticias, el Secretario de Hacienda y protocandidato del PAN, dijo que muchos mexicanos con 6,000 pesos mensuales pagaban casa, escuela y coche. Después el Secretario de Economía, dijo que no sentíamos la recuperación económica por gastalones.
Leyendo y escuchando las noticas más leídas, me viene a la mente Carlos Salinas diciendo “Ni los veo, ni los oigo”. Sí bien se los dijo a algunos miembros del PRD, también es cierto que (in)directamente se lo dijo a todos aquellos mexicanos que estaban representados entonces por esos perredistas.
Constantemente escuchamos la mejoría macroeconómica del país, el blindaje que puso en la economía mexicana don Agustín Carstens y que recientemente acotó Ernesto Cordero. Todo eso con base en estadísticas y estudios de la OCDE. También nos envían artículos escritos por extranjeros sobre la mejoría económica en México.
Esto me lleva al título de este escrito. Los poderosos son arrogantes. Y esa arrogancia los hace ignorar sus orígenes, ignorar a quienes los colocaron ahí e ignorar lo que es obvio para todos. También esa arrogancia hace que olviden y olvidemos todos los arrogantes, las cosas que decimos, que prometemos y entonces volvemos a prometerlas. Así como el “nunca mas una inundación” en el Estado de México y en Tabasco, para ser acotadas un año después con “de la misma magnitud!”.
Como esas acotaciones postapocalípticas, tenemos miles de ejemplos de frases que demuestran el poco respecto que se tiene por el pueblo (llamado en estos meses electorado). Desde Roberto Madrazo diciendo que las mujeres ni son lavadoras, aunque lo parezcan, hasta Mario Villanueva con su máxima: “En mi Estado mando yo”.
Pero esto no es una arenga en contra de aquellos políticos nacionales arrogantes y presumidos que ven al “pueblo” como si hicieran un gran favor. Mr. Obama, como alegremente lo llama Chávez, declaró recientemente que Estados Unidos sigue siendo un país de AAA, refiriéndose a la degradación en la nota crediticia de Estados Unidos. Afirmó que los mercados siguen percibiendo el crédito de Estados Unidos como de primera categoría.
Tenemos personajes privados que son igual de arrogantes, que llevan a peleas titánicas en todos los ámbitos (legal, comercial, publicitario) entre los monopólicos grupos de televisión abierta contra el monopólico grupo de telefonía fija. Los técnicos jurídicos y expertos en competencia económica respondería inmediatamente que no son monopolios, pues hay otros competidores en el mercado. Todo eso con la arrogancia del que sabe y acomoda las definiciones. Corrijo: no son monopolios, son “dominantes en el mercado” (aunque no hayan sido declarados así por la Comisión Federal de Competencia y sigamos discutiendo el término).
La arrogancia hacía decir a Vicente
Fox que él iba de botas a todos lados y así lo demostró en su visita a España con sus famosas botas de charol. Las que todos pagamos, las que muchos aplaudieron y muchos criticaron.
La arrogancia hace que “lucha” no sea sinónimo de “guerra” y que en esta lucha que no es guerra se atrevan a decir “como Churchill, me alzaré con la victoria”. Pero según su propia definición no sería como Churchill, pues él peleó una guerra y nosotros sólo estamos en una lucha. ¿Entonces?
Mientras discutía el texto de hoy, me preguntaron ¿y qué propones? Realmente no hay ninguna propuesta concreta. Puede sonar arrogante, pero con algún político que de casualidad lea esto y decida trabajar con el pueblo, comer en los tacos de la esquina sin sus guardaespaldas o caminar por las comunidades de su Estado natal, aunque a uno y a otro los acusen de hacer actos previos de campaña, se los agradeceremos. La población se acordará de eso, tendrán el apoyo que requieren y finalmente México será un mejor lugar.
En palabras de Vicente Fox: cambiemos de raíz sin cambiar raíces.