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La Avenida Alcorta del Burrito Ariel Ortega...Y un día “El burrito” Ariel Ortega firmó su última gambeta en River Plate...

Publicado el 07 enero 2011 por Gabrielaamar
La Avenida Alcorta del Burrito Ariel Ortega...Y un día “El burrito” Ariel Ortega firmó su última gambeta en River Plate...
Alberto Bejarano
Y un día (un 6 de enero del 2011), después de un año nuevo en Disneylandia (como en un cuento de Manuel Puig), y de faltar (una vez más) a un entrenamiento, el crack, el genio de la gambeta corta y el globito, el jujeño Ariel Arnaldo Ortega, 10 de River Plate durante dos décadas y símbolo del paladar y el buen gusto de los hinchas de la banda roja, se despidió (o lo despidieron) del club de sus amores. El DT de River, JJ López le bajó el pulgar como dicen allá. El diario Ole del viernes 7 de enero tituló: “Un burrito imposible de olvidar”. En una edición en especial en Internet (http://www.ole.com.ar/river-plate/Burrito-imposible-olvidar_0_403759716.html) dedicada al Burrito, hay un resumen de sus goles y gambetas y una selección de fotos. En una de ella, el Burrito pisando el césped del Monumental en sus inicios, sostiene el balón en su cabeza, mejor sería decir, magnetiza el balón en su cuerpo. Es una estampa memorable de Orteguita!
Muchos años antes, su padre, empleado del club cortaba el césped del Estadio Monumental y de tanto cortarlo, dicen que se le crecieron las orejas y lo empezaron a llamar "El burro". Su hijo, lo seguía en esos trotes monótonos del césped humedecido y soñaba un día llegar a primera división y firmar goles y campeonatos inmortales, como otrora lo hicieran Moreno, Pedernera, Mas, Alonso, Francescoli y tantos otros.
Y un día El burrito llegó a primera, fue a principios de los noventa, de la mano del hoy presidente del club, el mundialista Daniel Passarella. Y deslumbró con sus frenos y sus caños y su humilde irreverencia. Y jugó con su ídolo, Francescoli y armaron una nueva “máquina” en 1996 con El Enzo, Crespo, Gallardo, Sorin, Amato y Almeyda. Y ganaron la Copa Libertadores en esas finales inolvidables con el América de Cali de Alex Escobar y el Pipa de Avila. (http://www.taringa.net/posts/videos/1936298/River-Plate-_1996_-el-mejor-recibimiento_.html)
Y un día El Burrito se fue a Europa (Sampdoria, Parma y Valencia y sus líos con el Fenerbahce turco donde inicia su depresión) y pasó malos ratos, sintiendo la nostalgia de sus tierras jujeñas y de la cancha de River: dos terrenos que conforman una sola cara en los afectos del Burrito. Y se le fueron agriando los mates de a poco como al boxeador Justo Suárez de Cortázar en su monumental cuento Torito, hasta que pegó la vuelta. (http://www.taringa.net/posts/musica/2439544/Torito_-leido-por-Julio-Cortazar.html)
Y un día volvió el Burrito a su Buenos Aires querido, a su River Plate. Y llegó para formar ese histórico cuarteto del 2000 en River (con Aimar-Saviola-Ángel) que viera en una inolvidable noche de marzo en Medellín. Y se fue otra vez, hacia Newell’’s en Rosario donde fue ídolo y ganó un campeonato con Gallego. Pero siempre volvió a River, el club de sus amores y tormentos. Y fue conociendo y quedándose en la noche de los malos tragos y los amigos impertinentes. Y le fue tomando el pulso al alcohol y éste, en revancha, lo fue sacando del fútbol, como le había sucedido antes a Garrincha, con quien comparte esa poesía corta, esa gambeta endiablada y ese doble y triple giro, buscando un caño o un sombrerito. Y es que El burrito Ortega es de esos jugadores raros que no recorren la cancha para simplemente ganar, sino que brillan el césped con su mirada eterna en el balón y quizá con el recuerdo intacto de su padre, y su ritmo acompasado de todas las mañanas, mientras ponía a relucir la alfombra mágica del Monumental de Núñez.
Y ahora, en este nuevo año, El Burrito quizá se retirará del fútbol (los malos tragos lo han ido sacando de a poco desde hace varios años). Ahora tendrá que cargar a cuestas en su "rodada" como dice Gardel, la cicatriz indeleble de su adiós a River como una canción de Cerati: "Avenida Alcorta...cicatriz, hoy volví cansado de hablar de mí...providencia puede ser azar...donde estemos juntos será nuestro hogar...ya sé, ya llegué hasta aquí...y te extraño tanto...". Y Cerati le cantará entre sueños en su despedida (entre sus sueños azules actuales) y se juntarán tantos fantasmas por el barrio de Núñez, casa de River Plate.
Y un día, El Burrito Ortega, el último gran ídolo y crack de los quiebres de cintura en River Plate se fue. Y no se debió ir así. Se debió ir en una tarde de primavera, haciéndole un gol de globito al Boca de Falcioni (para seguir atormentando a ese gran arquero del América, que sufrió con Funes en el River del 86). Miles de hinchas de River y del fútbol-arte le hacen un pequeño homenaje en silencio (y nos quedamos viendo durante horas sus videos en youtube), mientras el 65% de los encuestados en Ole dicen que el Burrito debe irse de River, y tal vez Ortega se vaya a otro equipo (de segunda división como lo hizo en el 2009 en Mendoza o al exterior).
Estas horas son las más duras para El Burrito. Su hermana Ana declaró para el diario Ole hoy: “Tengo miedo de que un día me llamen y me digan que Ariel está muerto”. ¿Qué será de su destino a partir de ahora? Que el Burrito nunca olvide porque le puso a su hija Sol. Mientras tanto yo le cantaré al Burrito Ortega la Avenida Alcorta de Cerati y le seguiré escribiendo, porque seguirá apareciendo en mis cuentos y novelas, como el futbolista que más ha marcado mi vida y con quien tengo una relación mística de por medio. Y Cerati le seguirá cantando:“...Ya se, ya llegué hasta aquí/ no quiero pasarme...no tengo tierra para mí...”!
P.D.
Capítulo aparte es su historia con la selección argentina. Allí le tocó reemplazar en el Mundial de USA 1994 a un tal Diego Maradona! Y después tuvo muchas tardes gloriosas en eliminatorias y Copas Américas. Los mundiales fueron más bien páginas tristes (recuerdo en especial el penalty que no le pitaron y su expulsión en los últimos minutos del partido contra Holanda en 1998 justo antes del golazo de Bergkamp y la eliminación gaucha. Y recuerdo esa tarde, porque después de la derrota, mi mamá me compró la camiseta de River con el número y el nombre del burrito).

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