Circunstancias más que ajenas a mi voluntad están consiguiendo retrasar, de forma obligada, la escritura del que será mi tercer libro. Un trabajo que requiere de concentración, memoria, energía y ganas, no puede realizarse bajo sombras anémicas y sospechas de malos augurios.
Afortunadamente y salvo que en breve me comuniquen lo contrario, esta plumilla va recobrando la figura (perder kilos nunca viene mal) necesaria para continuar su labor, y por eso mismo me gustaría hablaros un poco de lo que tengo entre manos.
Van escritas y repasadas 90 páginas de la novela. A partir de este punto comenzará una muda (Vargas Llosa dixit) de relatista, y cambiaremos al narrador omnisciente por alguien que contará la historia en primera persona, y que no es otra que su protagonista femenina (mejor no desvelamos nombres…). Tras este diario manual de “X”, volveremos a relevar al cuentista y a recuperar esa voz en off, para trasladarnos al momento del desenlace y final de la obra (que espero deje ese agridulce sabor de boca que busco…).
He contado con la inestimable colaboración de dos pilotos profesionales de aviación, Miguel y Juan Carlos, a los que recordaré en los agradecimientos del futuro libro. Ellos han conseguido, en buena parte, quitarme el recelo (no diré miedo) a volar que adquirí tras un viaje un tanto turbulento… Tuve que insistir mucho y recrear varias escenas, para que ellos dieran el visto bueno a la posibilidad de catástrofe que yo necesitaba. Salvo contadísimas excepciones, la seguridad allá arriba está más que garantizada.
Ahora que el planteamiento y desarrollo técnico está escrito, queda la parte que quizás más me seduzca: plasmar como hipotética protagonista de ese diario de supervivencia, todo lo bueno y lo malo que ella pueda vivir… o morir. Porque cuando de ciencia-ficción se trata, todo es posible y el razonamiento se limita para dejar paso a la imaginación. ¿Puede un escritor desear más?
La señorita “X” me espera. Si ella quiere y me lo permite, seguiré contando sobre este tercer libro que me roba hasta la salud. Espero, como ella, ganar la batalla…