En el último minuto, el equipo de los jinetes se hizo con el esférico y avanzó hacia la portería contraria, regateando sin problema los píos ataques de la defensa. El jinete pelirrojo chutó a puerta como un cañonazo. El guardameta apenas se levantó del suelo y, mientras el balón entraba por la escuadra, se escuchó un tintineo.
-Joder, Pedro, ¡las llaves! -le gritó Gabriel dándole un empujón.
-Es por la imagen -respondió el portero agarrándole del brazo.
Al final hubo que separarlos y recordarles que se trataba de un amistoso.
El míster, preocupado, mascullaba en el banquillo:
-Ya podéis entrenar para el Juicio Final.