Revista Literatura
La bicicleta
Publicado el 20 mayo 2019 por RoggerOteó los alrededores. Buscó furiosa mientras dejaba su bicicleta recostada en la palmera. Cuando me encontró yo ya estaba listo. Sentí el golpe seco de sus ojos, pero conservé la calma.
Nos habíamos conocido un día de fiesta hace no sé cuántos siglos. Ahora estábamos en cero. Ni más, ni menos.
Cuando de pronto le saltó un trozo de conciliación desde los ojos, de inmediato algo volvió a trazar entre nosotros una insalvable barricada.
No entendí por qué estábamos tan cerca, recostados sobre las azules paredes desportilladas. Como dos cuadros en blanco.
Su respiración retumbó sobre la escasa esperanza, hasta romperla como la escarcha en el invierno. Sus mejillas de acero se tragaron la última luz, luego de un largo parpadeo. Como si el sol se fuese quedando sin batería. Estaba comenzando la noche.
Sus labios se habían resecado por completo. Quise decir algo. No pude. O no quise. Es mucho peor la compasión.
Lejanos estaban los tiempos en que luché por encender alguna luz en ella. Infructuoso. Ya la ausencia se había adueñado de todos sus brillos.
Estrujó definitivamente su silencio antes de voltear por su bicicleta.
Pude haber hecho más, pero se me habían agotado las ganas.
Fue así que nos convertimos en esto, que ni siquiera se puede llamar fracaso.
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