Durante un tiempo he estado pasando en la biblioteca por la sección de novedades y he visto un manhwa de cuatro volúmenes que se llama La bicicleta roja, pero no quería llevármelo a casa porque nunca estaban los cuatro sino que faltaba algún volumen, después de 1 mes y cuando ni siquiera los buscaba me topé con ellos por casualidad, (tal y como esta la sección de cómics en la biblioteca de Toledo yo lo calificaría de milagro) así que me los lleve a casa y comencé la lectura...
La primera historia que cuenta ya te prepara para el mundo que vas a vivir a continuación, a mí me atrapo... En la primera historia vemos al cartero repartiendo las cartas lo bueno es que las casas no tienen número sino que se las conoce por sus nombres, La casa del árbol caqui, La casa de la valla cubierta de flores silvestres, La casa amarilla en medio del bosque, La casa que se ve entre los dos troncos gemelos de pinos, La casa cada día mas acogedora, La casa mas vieja de todas pero la mas bella en las noches estrelladas... todo salpicado por unos colores que dan mucha vida a este manhwa...
Sinopsis:
Para los habitantes de una pequeña aldea aislada en mitad del campo de Corea, el único nexo con el mundo exterior es el cartero que con su bicicleta se dedica a llvar las misivas de un lado a otro. La bicicleta roja es una conmovedora historia sobre las relaciones humanas en una Corea que permanece anclada en el pasado.
Unas palabras del autor:
¿Cuántas veces al día cierras los ojos?
Hay un rostro que solo se hace visible cuando cierro los ojos.
Es el rostro de mi madre, que aparece ante mí con los brazos abiertos como si fuera a abrazarme.
¿Cuántas veces alzas la cabeza hacia el cielo?
Hay un rostro que solo se hace visible en el cielo.
Un rostro enmarcado por cabellos blancos, que aparece por encima de las nubes. Un cabello más blanco que la blancura de las nubes.
Es el rostro de mi padre.
¿Cuántas veces al día miras atrás?
Hay un pueblo que se hace visible cuando miro atrás y ralentizo mis pasos acelerados.
Más allá de los álamos erguidos en medio del arrozal y tras de la pared de piedra se ve una casa llena de luz.
Allí está mi madre, sentada en la colina entre pulsatillas y esperando a sus hijos y sus nietos.
Esperando a que llegue la bicicleta roja.
Kim Dong-Hwa, febrero de 2007
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