“El buen intelectual es -y si no lo es debería serlo- un ser políticamente correcto.
El buen intelectual está contra toda violencia, venga de donde venga.
El buen Intelectual es tolerante.
El buen intelectual es un ciudadano del mundo.
El buen Intelectual es pacifista.
El buen intelectual es demócrata.
El buen intelectual prefiere –en caso de haber de elegir- la injusticia al desorden”
Alfonso Sastre.
Nadie
puede decirme que nunca he estado bien orientado. Tenía una brújula que
nunca me había fallado y los ancianos nunca pudieron señalarme con un
dedo. Eso de la orientación es un tema complejo. Crecí siempre en la
incertidumbre de si el norte y el sur eran solo puntos cardinales o
demarcaciones estructurales del espíritu. Nunca entendí por qué del
oriente sale todo lo que complica al occidente.
En mi brújula norte,
sur, este y oeste siempre estuvieron orientados correctamente, por lo
que ahora no entiendo cómo puede llegar uno de los confiables a
cuestionar el funcionamiento de ella.
- Aldeano, usted ha perdido el azimut, está rozando la línea que no debería cruzar.
-
A mi simplemente me gusta la poesía y sería muy bueno sea asignatura
obligatoria para todos. Pero si a usted no le gusta la poesía, yo no
tengo que obligarlo a escribir un poema.
- No se confunda Aldeano, estamos hablando de la fiabilidad de su brújula.
- Yo soy un intelectual, no podría escribir un poema sin esa brújula. ¿Mis poemas están mal orientados acaso?
- Yo no soy un poeta, soy un Confiable y solo le pido que se mantenga atento a su brújula.
- Siempre le he dado mantenimiento.
- Pero los únicos autorizados a dar mantenimiento en esta aldea son los del Grupo Técnico Integral.
- Quiere usted decir que estoy mal orientado porque le doy personalmente el mantenimiento a mi brújula.
- Quiero decir que tenga cuidado con su brújula.
Tal
vez todas las brújulas de esta aldea no tenga la misma orientación,
pero el norte siempre será el norte, el sur el sur y oriente y occidente
seguirán en el mismo sitio. Si mi brújula siempre ha estado
correctamente orientada, tengo que confiar en ella, pero no obstante,
buscaré al Reparador de la aldea para que me de su criterio.
El
Reparador vive en la zona norte. Es una zona complicada. Allí viven
muchos aldeanos. Es triste y hasta lúgubre en algunas calles, pero son
aldeanos igual que yo. El Reparador nunca ha tenido un problema con sus
arreglos, aún cuando hay aldeanos rudos que no escatiman músculos en
marcar el territorio.
- Tú estás loco Aldeano, por allá nunca has ido.
- Pero para estar seguro de mi orientación, bien vale correr algunos riesgos.
- Allí cualquiera tiene en su poder una hoz, recuerda que todos siembran su trigo.
-
Aquí todos están autorizados a utilizar el tridente, recuerda que la
mayoría somos pastores y no necesitamos para mover el pasto.
- Allí saben usar el fuego y el hierro, recuerda que casi todos los herreros de la aldea viven en esa zona.
-
Casi todos, los otros viven aquí y los conocemos bien, además, aquí
saben usar el hielo. Cómo crees que se ponen insensibles los miembros
para ser amputados.
- Allí hay humo.
- Aquí tenemos ruido.
- Allí hay un mercado solapado que ni los ancianos han podido eliminar.
- Dejemos este debate. Voy a ir. Mi brújula lo necesita.
- Eres solo un poeta.
- Soy un intelectual, tengo que estar bien orientado.
- Eres solo un ser solo, creo que hasta eres ya un utópico.
- No te preocupes Escéptico, yo soy un aldeano correctamente orientado y puedo ir sin temor a cualquier rincón de la aldea.
- Aún así, ve bien armado con tu mejor poema.
Yo
sé que si el Reparador vive en la zona norte de la aldea es porque el
lugar es seguro. Tienen que existir sus beneficios. El Reparador no es
un ser ilógico y allí podemos encontrar cosas muy buenas para reparar mi
brújula. El camino será muy interesante, La gente del camino me dará
muy buenos poemas y hasta quizás pueda llegar a una nueva especulación
científica en el campo de la antropología.
- Tú no eres aldeano.
- Vivo en esta aldea, igual que tú
- ¿Por qué no eres aldeano?
-
Alguna vez lo fui, muchos se empeñaron en reconocerlo; pero siempre
hay quien delicadamente tiene que recordarme que no lo fueron mis
padres, no lo fueron mis abuelos y no lo debería ser yo, mucho menos con
mi problema.
- ¿Problema?
- Falta de orientación.
- ¿No tienes brújula?
-
La tuve, pero la entregué a los confiables pues dijeron que no
estaba bien orientada. Desde entonces le pregunté a muchos y nunca se
pusieron de acuerdo quién la tenía. Al final, tomé mi camino y me siento
satisfecho de su dirección.
- Sin brújula no sabrás decirme dónde vive el Reparador.
- No soy aldeano, pero recuerda que aquí somos pocos y nos conocemos todos. ¿Tienes brújula?
- Precisamente, la llevo a reparar.
- Toma al norte, después de tres calles oriéntate al este y luego de seis calles más lo encontrarás.
- Gracias “No aldeano”
- Estoy para servirle, mi trabajo es orientar.
- ¿Le gusta la aldea?
- Nací en este lugar, crecí en este lugar y descansará mi cuerpo en este lugar.
-
No se preocupe por la orientación entonces. Usted es un aldeano,
vive en una aldea y hace algo útil parar todos los aldeanos.
- Soy orientador del tráfico y todos los días me encuentro a muchos como usted.
La
aldea es mucho más grande hoy. La zona norte y la zona sur han crecido.
Hay más aldeanos que en la era del último cambio de tiempo. Hay
aldeanos de todo tipo, piensan todos diferente, sueñan con futuros
diferentes y estoy seguro que sus brújulas no están igualmente
orientadas.
- Todas las brújulas de esta aldea tienen que marcar en la misma dirección.
Recuerdo perfectamente lo que decía el anciano confiable, pero… ¿Cuál es esa dirección? ¿El sur o el oriente?
Soy
un aldeano, vivo en una aldea y soy poeta, especulador y Especialista
en Recursos Humanos en una organización No Gubernamental. Hay quienes
dicen que soy un intelectual, uno de esos que tienen que estar bien
orientados, un ser universalmente activo, universalmente social. Aún
cuando me puedo considerar hacedor de mi propio destino, no creo que sea
esa piedra que genera hondas suficientes en el mar de diestras y
siniestras. Algunos aldeanos amigos me han comparado con un utópico,
pero yo recuerdo perfectamente la última vez que conversé con uno,
teníamos más diferencias que ideas en común.
Fue por esta misma zona
norte de la aldea cuando yo podía ir a cualquier rincón de la aldea sin
censura. Creo que fue en esa calle que viene ahora, esa que tiene las
chozas verdes. Tengo la certeza que ese aldeano que está parado en la
esquina mirando al oeste es el mismo utópico.
- Hola aldeano, ¿qué
milagro sucederá que has venido a la zona norte de la aldea? Después de
tu discurso ya eres un aldeano de otro rango.
- Voy en busca del Reparador.
- ¿El Reparador?
- Tengo dudas sobre la fiabilidad de mi brújula.
- Las dudas son el camino.
- El camino es de tierra y lodo en esta aldea.
- Nadie ha dicho que sea un camino fácil. Ese de tierra y lodo lo recordarás toda tu vida porque fuiste capaz de andarlo.
- ¿Me dejar ver tu brújula?.
- No la utilizo, hace mucho tiempo que dejé de confiar en ella.
- ¡Pero es tu brújula!
- Mi brújula soy yo porque persigo sueños.
- ¿Orientados?
-
Todas las brújulas de todas las aldeas de este universo tienen su
orientación, que unas veces coincide y otras veces no. Todos los sueños
de todos los seres de este mundo se orientan en la misma dirección,
hacia la creación, hacia lo que aún no ha sido soñado por otros.
Está
muy claro lo que me ha dicho este ser utópico. Llegaremos a ser
ciudadanos del mundo en la medida que lleguemos a ser utópicos.
Dejaremos de usar nuestras brújulas en la medida que logremos ser
soñadores.
- Pero ¡hay amigo Utópico! No puedo olvidar mi brújula.
Tengo que ir a repararla a toda costa porque yo sigo siendo un aldeano.
Nunca
voy a entender por qué en el centro existe la teoría de la peligrosidad
en la zona norte de la aldea. Aquí todos viven su vida, los niños
corren por las calles de tierra y lodo. Las mujeres limpian sus hogares y
lanzan a la calle el agua llena de penas y suspiros. Los hombres se
mantienen alertas y reparan las chozas para resguardar a sus familias
del cambio de tiempo, de la violencia de las nubes y sus nuevos colores.
Yo
estoy aquí, pasando entre ellos, asombrado y desorientado. Soy un
intelectual, intelectual aldeano que busca a la persona capaz de reparar
su brújula. Nadie me ofende, nadie me arremete en esta zona de la
aldea. Dejan que continúe mi búsqueda en paz. ¿Será porque soy un poeta,
porque soy un especulador, o porque soy, simplemente, un aldeano?
- Anciano, ¿Dónde vive el Reparador?
- ¿Quién lo busca?
- Un aldeano.
- ¿Qué motiva a un aldeano venir a buscar al Reparador?
- La orientación. Soy cuestionado por que no existe la seguridad de que yo sea un aldeano correctamente orientado.
- ¿Cómo es posible entonces que un aldeano desorientado haya llegado hasta aquí?
- He tenido un propósito, estoy cargado de dudas y tengo una brújula de poca fiabilidad.
- Eso quiere decir que no necesitas ayuda.
- Pero… ¿Quién reparará mi brújula?
- Nunca la has necesitado. Siempre has hecho lo que has querido y tus propósitos no han sido un fracaso.
- ¿Usted quién es, cómo tiene tal certeza?
- Soy un anciano, vivo lejos del centro pero soy un anciano. Te aseguro que sé por qué lo digo.
- ¿Por qué no vive junto al resto de los ancianos?
-
Porque me gusta la gente que dice la verdad de frente, escuchar lo
que piensan en sus propias voces. Me gusta saber cómo piensa y cómo vive
la gente de mi aldea.
Eso si es nuevo, ¡Un anciano heterodoxo! Una
vida tan extensa se convierte en un dogmatismo divino que corrompe la
verdad. Pero, ¿Qué es la verdad? El roce cotidiano con la verdad hace
sincero el criterio de cualquier aldeano, ¿Este anciano será la
excepción?
- ¿Tienes dudas?
- Tantas. Dudo ahora mismo que
un anciano me pueda decir qué hacer, dudo que usted tenga la verdad
absoluta en sus manos. Ya su tiempo ha pasado.
- En la piedra que hoy me sientes, un día te sentarán a ti tus hijos y esa es una verdad innegable.
- ¿Por qué no me dice cómo encontrar al Reparador? Mi brújula está desorientada y mi tiempo se consume.
-
Yo soy el reparador y tu brújula está correctamente orientada. Tú
estás correctamente orientado y tus dudas siempre estarán correctamente
formuladas.
Está claro que mientras tenga dudas, tendré fuerzas para
seguir buscando respuestas. Ya la gente de esta aldea no se hace
preguntas y eso me pone nervioso. Los aldeanos necesitan incógnitas que
descifrar para crecer, necesitan encontrar respuestas para las nuevas
preguntas que se han de hacer. Todas las brújulas no tienen que estar
orientadas de igual manera, eso me quedó claro en este camino, pero
todas tienen que estar orientadas de alguna manera. El rumbo lo ponen
las dudas, las preguntas, las respuestas que general nuevas preguntas.
Esto
es algo muy complicado para un simple aldeano, muy complicado aún para
un Especialista en Recursos Humanos. Tal vez pueda entenderlo un
Especulador, pero a veces la vida en una aldea se torna difícil de
explicar. Trata de compréndelo tú que no eres un aldeano, que no vives
en una aldea y que nunca has necesitado una brújula para orientar tus
poemas.