La Caída

*por Alejandro Busto Castelli
JEAN LEPÊTRE: "Hombre de rodillas"
Aun permaneces derodillas, la cabeza baja, la respiración violenta.  Violenta como toda imposición, como cadaincomprensión, como la enésima injusticia.
Confundes elno puedo y el no quiero levantarme, unadecisión irreal, el recurso más fácil, cuando temes el juicio de  unos ojos supuestamente preocupados, quizásrecelosos de las manos inquietas que intentan ponerte de nuevo en pie.
Cuando por fin teincorporas, observas inquieta y distraídala escenografía que te lastima, y así vuelves a evitar mis ojos, como silo necesitaras, como si más que asumiruna mirada, temieras no encontrarla.
Sin embargo una y otra vez,mis ojos están allí, en el anden de la tranquilidad, esperando a que regresesde tu excursión al miedo. Ellos que te han seguido enel tropiezo y te han escoltado en tu eterna toma de conciencia, han decididorechazar una vez mas la infame propuesta de declararse en huelga de emociones.
Ahora que por fin consiguesreflejarte en los cristales que protegen mis ojos, te percibo frágil, desbordando rabia, y parece que quisieras convencerme, que no te espero en laestación adecuada.
Como otras veces, losdemonios hambrientos  pasan de largo,nunca consiguen resistir el fuego mágico de aquellas miradas, que se evitanprimero, se necesitan luego y por fin se cruzan.  No pueden. Y terminan huyendo ansiando unmomento mas propicio.
Momento inútil, momentoestúpida fantasía, momento infinito y eterno, momento sin tiempo, en espera dela noche en que mis ojos no sean tu espejo.
Pero esa noche no llega ynosotros entonces avanzamos un paso mas, sufriendo desiertos y disfrutandoselvas, perdiendo juntos el equilibrio, visitando el suelo de a dos, tirando detu mano que tira de la mía, burlándonos de los fantasmas toda vez que no puedenarrebatarnos la lucha.
Al final de la escalera,cuando ya nuestro disco este dejando de sonar, sentados y cubriendo nuestrashistorias con una manta gruesa, cruzaremos destellos empañados y nossorprenderemos arrugados, lentos, iguales... juntos
Y entonces....al finentenderemos porque nos hemos elegido.
*Escrito en octubre del 2002