Revista Talentos

La calma

Publicado el 04 febrero 2022 por Ricardo Zamorano Valverde @Rizaval

 ¿Quién no la desea?

El silencio era absoluto. Ni siquiera las moscas que disfrutaban del delicioso banquete lo rompían con el monótono zumbido de sus alas: no se despegaban de aquel manjar, no había motivo alguno para hacerlo. Ese ser que como tantos otros lanzaba su extraña pata alargada y las aplastaba no suponía ningún peligro: llevaba horas sin moverse.

La piel pálida estaba impregnada de una sustancia dulce y pegajosa, tan irresistible, tan sabrosa, que les era imposible despegar sus diminutas trompas; solo se permitían dejar de succionar para frotar las patitas delanteras contra sus ojos, igual que haría un gato para limpiarse la cabeza.

Un sol abrasador producía en aquel cuerpo un hedor cada vez más intenso y, por tanto, más atractivo para los insectos. Podían haber permanecido ahí eternamente, en medio del claro de un bosque desprovisto de árboles cercanos que se enfrentaran al astro rey con toda la fuerza de su sombra. Habrían podido convertir a aquel ser ahora inofensivo en un bufé libre el resto de sus breves vidas, compartirlo con las hormigas que se adentraban en los diferentes orificios e incluso con las avispas que arrancaban enormes pedazos de carne.

Pero entonces, al fin, el silencio fue roto. El deslumbrante zapato de un inspector de homicidios irrumpió en el claro con alarmante estruendo y las moscas llenaron el aire de monótonos zumbidos, alzándose como una oscura nube en un día de tormenta.

La calma

La imagen del bosque pertenece a @wirestock y fue descargada de la web Freepik.
Podéis acceder al enlace de atribución en el pie de esta página.

*Este microrrelato fue escrito para la convocatoria de la web Dentro del Monolito en la que se animaba a escribir una historia criminal con un máximo de 200 palabras.

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