Olvidémonos. Que no nos engañen ni nos embauquen. Ni el Corte Inglés, ni Tomás Molina tienen razón. Ayer, 23 de abril empezó la primavera. Ese día tan esperado por todos, la gran tradición catalana del libro y la rosa. ¡Mentira!
El día 23 de abril, Sant Jordi, es el día oficial de la Camilocura. ¿No habéis oído hablar de él? No os preocupéis, yo daré luz a vuestra ignorancia. El día de la camilocura es el pistoletazo real que da salida a la primavera.
Las primeras camisetas, tirantes, ombligos y escotes asoman por las calles. Es el día que todo hombre espera desde el ya lejano mes de septiembre. Son muchos meses viendo abrigos, jerseys y los tan odiados pañuelos que siempre tapan lo que no deben tapar.
¡Sí amigos! ¡La camilocura ha llegado! Fácilmente se puede comprobar como el humor de cualquier hombre mejora en estas fechas. Y sí, le apetece salir a pasear; sí, le apetece ir de compras y sí, le apetece celebrar el día de la camilocura.
A partir de este 23 de abril, empiezan los meses de bonanza, que se alargarán hasta los ahora también lejanos septiembre y quizás octubre. ¡Meses de escotes, shorts y ombligos nos esperan! Y ya desde hace unos años, un nuevo elemento de distracción se ha unido, al ya impresionante elenco existente: el tanga. ¡Aarghh! ¡Maldita herramienta de perversión!
Desde aquí quiero pedir públicamente perdón a todas nuestras novias/mujeres por todos los momentos de distracción venideros. Se van a dar, sí. Y no lo podemos evitar, no. No es culpa nuestra, como hombres, las mujeres nos gustáis. Nos gustáis muchísimo. Y no debemos dejar de contemplar la mejor obra de arte jamás creada, que es la mujer. Por la que cada día que pasa le damos gracias al Señor (no a Dios, si no al señor H&M y Bershka) por concedernos este placer para los sentidos.
Aquí termina mi oda a la camilocura. Aprovechad, que el verano ¡también son cuatro días!
¡Visca Sant Jordi!
La vida son cuatro dias punto com