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¿La canasta mas famosa de la historia?

Publicado el 04 octubre 2011 por Yayo @eliaio
Llevo bastante tiempo dudando sobre si contar en este puñado de bits que llamamos blog la historia de hoy. Va sobre una de mis pasiones, el baloncesto, y es una anécdota que a mi me encanta, pero mis dudas vienen por el hecho de que a los que os guste el baloncesto seguramente ya la conoceréis y a los que no, igual no le encontráis interés, pero ya no he podido resistirme, así que allá vamos. Antes de nada dos apuntes sobre nuestro juego por si alguien los desconoce y que son importantes para entender la historia. Primero, el jugador que comete cinco faltas personales es eliminado y segundo, en los partidos de baloncesto no hay empate, si el marcador acaba igualado se juega una prorroga de cinco minutos. Nos encontramos en 1962, en cuartos de final de la Copa de Europa, la competición que enfrentaba a los campeones de las ligas nacionales. La eliminatoria era a doble partido , y si cada equipo ganaba uno se tendría en cuenta la diferencia de puntos. El Real Madrid, que había construido un gran equipo con el anhelo de romper la superioridad de los equipos del Este, se enfrentaba al italiano Ignis de Varesse. Y en el banquillo del equipo español estaba el que es considerado por muchos como el mejor entrenador español de todos los tiempos, el gran Pedro Ferrándiz.
Pedro Ferrándiz + autocanasta
De todos es conocida la pasión de los italianos por el baloncesto y los tiffosi abarrotaron la pequeña cancha del Ignis, convertida en una autentica olla a presión. A parte de los tradicionales gritos y canciones, tiraban petardos y enciendan bengalas creando un ambiente infernal para los contrarios... y para el árbitro. Aun así el Real Madrid empezó con fuerza y acabo la primera parte con un aparentemente cómodo 36-44.  Pero en la segunda parte el tremendo ambiente empezó a pesar en el ánimo el árbitro que cambio radicalmente su arbitraje. Hasta seis canastas anuló a los madridistas, aparte de cargarles de personales absurdas. En los últimos minutos la situación del Madrid era dantesca, su gran estrella lesionada por la brutal defensa italiana, otros dos importantísimos jugadores habían sido eliminados por personales, y otros tantos estaban con cuatro, y el equipo italiano se iba acercando peligrosamente en el marcador con un árbitro convertido en una marioneta que pitaba según los gritos del público. Con todo ésto a falta de dos segundos para el final el Ignis empata el partido a 80 puntos y Pedro Ferrándiz pide tiempo muerto. La primera indicación que les da sus pupilos es significativa, "en cuanto acabe el partido todo el mundo al vestuario echando leches, que nadie se entretenga o aquí nos matan". Tras esta medida de seguridad se traza la última jugada, y el protagonista de ella sera Lorenzo Alocén, un pivot que apenas había participado en el partido y que no había metido ningún punto, pero que era famoso por su templanza y sus nervios de acero, nadie mejor que él para jugarse ese último tiro.Se reanuda el juego y el Madrid saca el balón que es recibido por Alocén, este se gira y anota un tiro facil ¡en su propia canasta!. El partido acaba con 82-80 para el Ignis y los jugadores del Madrid salen raudos hacia los vestuarios. El público celebra con risas y vítores el "error" de Lorenzo cantándole "Lorenzini, Lorencini". Pero en el extremo del banquillo italiano un jugador se dio cuenta de lo que había sucedido y corrió a contárselo a su entrenador y la noticia fue corriendo de boca en boca por todo el recinto. Los italianos montaron en cólera, protestaron  al mesa y el pabellón se lleno de gritos y de ira. Tal es así que los madridistas tuvieron que salir escoltados por los Carabineros. Pero, ¿que es lo que había ocurrido?. Como comenté al principio en el baloncesto no hay empate, si el Madrid intentaba anotar el último tiro en la canasta contraria y no lo conseguía el partido habría acabado en empate y se tendría que jugar una prorroga de cinco minutos. Una prorroga que con la cantidad de bajas que tenia el Madrid, sus jugadores amenazados de eliminación, un ambiente terrible y un árbitro completamente entregado a la causa italiana podía haber significado una derrota abultadisima prácticamente imposible de remontar en casa. Con esta genial jugada el gran entrenador había conseguido perder tan sólo por dos puntos. Los italianos protestaron a la Fiba y a todas las instancias posibles, pero nada se podía hacer, no había ni una linea en el reglamento en la que apoyarse para anular la jugada o sancionar al Real Madrid. El reglamento tuvo que cambiarse y a partir de ese momento el equipo que se metiese una autocanasta para evitar o forzar un prorroga seria descalificado y tendría que pagar una multa de mil marcos (mucho dinero para el baloncesto de la época). Pero el resultado de este partido era inamovible, y como Ferrándiz esperaba en el partido de vuelta se ganó con holgura (83-62) y se pasó a semifinales. Espero que os haya gustado la historia de esta genialidad que cambio un reglamento. Quizás alguno puede pensar que es una trampa o por lo menos un acción poco elegante, pero hay que tener la inteligencia y la visión para hacer lo contrario de lo que se espera y triunfar con ello.

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