La casa de Bernarda Alba, Federico García Lorca

Publicado el 04 abril 2010 por Carlosollero
En medio del drama, en medio del asfixiante calor físico y moral en el que se desarrolla la obra, corrientes de aire fresco surgen del texto para aliviar al lector/espectador:
Angustias: Muchas noches miro a Pepe con mucha fijeza y se me borra a través de los hierros, como si lo tapara una nube de polvo de las que levantan los rebaños.
Bernarda: Eso son cosas de debilidad.


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Poncia: A mí me gustaría cruzar el mar y dejar esta casa de guerra.