La casa moderna: Pemberly y sus pasillos serviciales

Publicado el 22 enero 2011 por Maricari

Bajo un amplio roble cerca del río, se hallaban varios hombres encorvados sobre una amplia mesa de campaña militar.  Todos estaban caballerosamente vestidos, engalanados, con pelucas blancas y oropeles. Sólo uno de ellos mostraba un traje marrón de menor prestancia y agitaba nervioso un sombrero al estilo de los constructores de la época.  Fuera de ese encuadre inicial había una gran sombrilla amarilla sujeta por varios lacayos bajo la que se encontraban algunas damas sentadas en sillas pequeñas de un tapizado amarillo limón. Todas parecían muñecas de porcelana y tenían en sus regazos varios caniches adormilados por el calor de finales de verano. Movían ligueramente sus abanicos contra el pecho al tiempo que observaban a los caballeros.Y fuera de ángulo, varios criados con librea portaban jarras con agua fresca. Todos, formaban una mezcla de cuadro campestre de un día soleado en la campiña inglesa, que bien podría haber sido pintado por ejemplo, por John Constable (1776-1837).

El hombre que se encontraba echado sobre la mesa, alzó su vista hacia el que tenía enfrente, mientras golpeaba el plano con su puño derecho, emitiendo un ¡Me gusta! 

Seguido de un ¡Constrúyalo para dentro de un año y tendrá el nombramiento de Constructor real! Acaba de nacer la construcción moderna en Inglaterra.

Se acababa de sellar el trato más importante que cambiaría la historia de la construcción del mundo de la clase alta en todo el universo, porque así son los ingleses, cuando establecen algo, lo hacen para todo el mundo, quiera el mundo o no quiera, y en este caso quería.

Se le había ladeado la peluca tras el puñetazo y un lacayo corrió a colocársela. Se enderezaba completamente el Biznieto de la Best, un tipo acostumbrado a pensar, a mandar y a que le obedecieran. Encargado a un constructor inglés ¡Por supuesto que era inglés!, el levantamiento en sus tierras de Derbyshire, lo que sería el centro de poder para toda Inglaterra, se llamaría Pemberly.

El arquitecto excitado por el futuro nombramiento y la inminente construcción de su palacio moderno, tal y como a él le gustaba referirlo, le había puesto tan fuera de sí, que apenas le salía un gritito por voz, mientras  intentaba explicar señalando sobre el plano con pequeños golpecitos de su dedo índice (como cuando se enseña a picar a los polluelos sin madre) los detalles de las líneas por él dibujadas sobre el mapa.  Las explicaciones eran seguidas por los pelucones como si estuviesen aprendiendo a picotear, de tal manera que las damas cerraron sus abanicos de un golpe mientras se levantaban y entraban en el encuadre del roble. Cada una ocupó el ventanuco que pudo para tener visión sobre el plano.
¿Dónde estará la sala del Retiro?, preguntó Milord.
 
Oh, Milord! ¡Aquí! Aquí estará su antesala. ¡Será espléndida comentaban todos al unísono imaginándose las medidas!Milord con voz de barítono, indicaba con su dedo, ahí irán mis espléndidos Tizianos.

 Muy bien Querido, acertaba a decir una voz femenina doblada sobre el vientre por el peso de un perrillo faldero.

Acá la habitación real (en rosa)

La dama dueña. Georgina


Su majestad en cuanto nos visite, quedará tan maravillada que no podrá marcharse de estos aposentos, so pena que se ponga triste. Siga, siga…


Y aquí, Señor, su despacho.No, mi despacho, no, el de su majestad, colocaremos la colección de platos que mi abuelo trajo de China, esa por la que siempre pregunta y que tanto admira.
¿Pero no parecerán habitaciones pequeñas?No Milord, al fondo irán grandes espejos enmarcados que le darán profundidad.

Sí y lo que más me impresiona es su brillante idea de que todas las habitaciones se comuniquen y todas tengan ventanales y todas puertas ocultas que darán, ¿Cómo lo ha llamado Usted, señor Constructor?


Darán, Milord, a un Pasillo que recorre oculto todo el palacio, comunicando la cocina, las zonas de descanso de los sirvientes, con todas las habitaciones principales, por supuesto será otra manera de acceder a la casa, ya que tendrán una salida propia.Será el Palacio de referencia para Inglaterra, Milord, todo el mundo querrá venir a su Palacio. Otra vez se oyó a la voz femenina decir, ¡Por supuesto bajo invitación!Y el Jardín, cómo piensa acometer el jardín, señor Constructor.Haremos un canal, un pabellón, y un templo indio, todo perfectamente distribuido. Este jardín será impresionante, Milord.


Eso espero, a mayor impresión, mayor será el número de votos que consiga. 
No olvide señor Constructor, que le pagaré una fortuna a cambio de que mi Palacio, como casa de campo importante, sea conocida como el lugar donde resida la corte real.
Querido, espero que no se le olvide encargar un buen salón de baile, un amplio comedor y por supuesto, una sala para jugar a cartas.  


Dicho esto la señora soltó su caniche sobre el plano, momento aprovechado por el animal para comenzar a aliviarse. No le dio tiempo, ya que el ayuda de cámara de Milord, lo había cogido por los aires y lo había puesto a tres yardas en menos que canta un gallo.
Milord sin inmutarse, indicó a su esposa que contase con ello, como no podría ser menos.

puertas camufladas

Gracias querido, me congratula enormemente dejar de ver a los sirvientes por las estancias, siempre de acá para allá con cosas, haciendo ruido. Y dices que sólo tendré que tirar de un cordel y sonará una campanilla por la que mi sirvientes sabrán en dónde se les requiere ¡Será sublime! Las damas pegaban pequeños grititos de felicidad. Mientras el ayuda de cámara de Milord ya se veía a deshoras corriendo, por ese pasillo pintado en el plano,  de la cocina ahora a la sala del Retiro, ahora a ver que se cuentan los Tizianos, luego a ver qué desea la Reina, y después al despacho del Rey,  ¡Acabaré sin peluca y con los pies descalzos!No se preocupe Milord, hemos diseñado un cuadro de campanillas de distintos tamaños, una para cada habitación, los criados se acostumbrarán enseguida y sabrán exactamente dónde se les requiere, entrando a las habitaciones por pequeñas puertas perfectamente camufladas, Milord.

Llamador en el cuarto de servicio, cada campanilla corresponde a un nº y éste a una habitación

Milord añadió: ¡Será el futuro, damas y caballeros. Nuestro futuro ha llegado!P.D.: "El futuro, me parece que para la servidumbre, llegó cuando los franceses inventaron el bidé, pero ésta es otra historia"
2ª P.D.: "Las fotografías, algunas circulan por la red, pero la mayoría son de mi visita en el verano de 2009 a esta bella casa, por lo que las he dejado a gran tamaño para que podáis saborear su belleza y están a vuestra total disposición. La historia es imaginaria, pero el hecho de crear los pasillos para la servidumbre (haciéndoles invisibles en sus tareas cotidianas, no son los lacayos que estaban cerca de los señores, no, sino los sirvientes "sin peluca") por primera vez en este tipo de mansión campestre es cierta, según un reportaje, creo que, de la BBC."
{¡B U E N A_____S U E R T E!}