Parte 1
-Tienes que entrar en la casa una noche de luna llena, hacia la medianoche e ir a la habitación en la que murió Brurco. Después rocías la pared con agua del río que tenga tu saliva y en un rato aparecerá en la pared la fecha de tu muerte.
Rédulo se quedó petrificado con la revelación que acababa de recibir. La idea le parecía extraordinaria y ya ardía en deseos de probarlo.
Jero tenía que asegurarse de que lo había comprendido todo bien y le interpeló.-¿Qué te parece? ¿Lo quieres probar?-Eeehh -a Rédulo siempre le costaba volver a la realidad-, sí, claro –hizo una pausa- ¡Eh, esta noche hay luna llena! ¡Qué coincidencia!-No te olvides de llevar un cubo con agua del río y escupir en él –remarcó Jero-.-Claro, claro...¿tú sabes dónde murió Brurco?
Jero no había contado con ese imprevisto. Siempre surgen imprevistos. -Sube las escaleras -reaccionó rápido Jero, la conversación se alargaba demasiado- y entra en la segunda habitación de la derecha -según recordaba ahí es dónde había estado varias veces de borrachera con los amigotes de juventud-. Verás las famosas letras que adornan la pared. Esa es la pared que debes mojar.-Genial, esta noche va a ser increíble -le pasó la cerveza caliente a Jero, y con una sonrisa de oreja a oreja emprendió camino hacia su casa- voy a prepararme. ¡Mañana te cuento!
Jero se quedó observando como Rédulo desaparecía pueblo adentro. Se puso de pie para largarse cuando apareció Sindi con una cerveza fría en la mano.
-¿A dónde va ese con tanta prisa?
-Se ha acordado de que hay luna llena, y se larga a casa para preparar su telescopio...-era una excusa muy traída por los pelos, pero para alguien tan limitado como Sindi podía valer. Lo importante era que ese zote no se había enterado de nada.- Yo también me voy a ir -le pasó la cerveza caliente- a ver si termino de pintar mi ejército de orcos del Warhammer.
-¡Anda que no hacéis cosas raras! -replicó Sindi, sin pedir explicaciones. Dejó la cerveza caliente en la mesa como si le hubieran dado a sujetar una mierda de perro y apuró la cerveza fría de un trago mientras recordaba la conversación que había podido escuchar desde el quicio de la puerta del bar. "Así que la maldita casa me va a decir el día que voy a estirar la pata...ya veremos". Esperó a que Jero desapareciera de su vista y entró al bar a por otra cerveza bien fría.
(todavía estoy escribiendo el desenlace, irá publicando el resto de partes hoy mismo)