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La sal es una roca comestible.
La única comestible por el hombre.
La sal es un compuesto químico que nos aporta sodio, fundamental para el buen funcionamiento del organismo. El sodio interviene en la respiración, la tensión arterial, regula los niveles de electrolitos y facilita la digestión. Es básico para el corazón o para el buen funcionamiento del diálogo electroquímico entre neuronas. Es el condimento más antiguo utilizado por el hombre, y un conservante extraordinario; tan importante que ha promovido imperios, guerras y revoluciones. Hubo una guerra de la sal en Perugia contra los Estados pontificios en 1540. Perugia perdió la guerra y, curiosamente, el pan de la ciudad italiana se caracteriza hoy en día por no llevar sal. Hubo una contienda entre Holanda y España por la obtención de sal en las Américas, y el gravamen (gabela) sobre la sal fue uno de los detonantes de la Revolución Francesa. Siglos más tarde, Gandhi encabezó en 1930 la famosa "marcha de la sal", que acabó con la independencia de la India.
La sal se extrae de la mar, de ciertos alimentos. Pero también se halla en las profundidades de la Tierra, en minas de sal de roca o halita.
La mina de sal de Wieliczka, a 10 km de Cracovia, es una de las más importantes; ha sido explotada durante 800 años. Alcanza una profundidad de 327 metros, y su longitud supera los trescientos kilómetros.
Hablamos de uno de los lugares más fascinantes de la Tierra, conocido como "la catedral subterránea de la sal". Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978 debido a, cito textualmente, su importancia en la historia de la humanidad.
Se puede visitar. De hecho, es una de las principales atracciones turísticas de Polonia; recibe unos 800.000 visitantes al año. Los expertos diseñaron un recorrido turístico de apenas 3,5 kilómetros, un 10% del total, dos horas a una temperatura constante de unos 14°C.
La roca en Wieliczka es sedimentaria, pizarra arcillosa mezclada con un 85% de sal. Es fácil de tallar, y a lo largo de los siglos los mineros han creado un ambiente mágico, de corredores y capillas, de estatuas, frisos y cámaras extraordinarias. Durante casi un milenio miles de personas, generación tras generación, se han adentrado en la tierra creando un mundo de maravillas.
Las fotografías atestiguan el esplendor de Wieliczka. La gran capilla de santa Kinga, a más de 100 metros de profundidad, tiene hechuras de catedral: 25 metros de largo, 18 de ancho y 12 de alto. Los mineros excavaron 10.000 metros cúbicos para crear esta belleza.
Fíjese; las lámparas son de sal, el terrazo del suelo es sal. Resulta difícil de creer.
Es un lugar de culto, en el que se celebra misa.
Wieliczka es inmensa; hay salas de exposiciones, de conferencias, un bar y un restaurante, situado a una profundidad de 125 metros. Desde allí puede franquear y enviar una carta.
Hay conciertos, conferencias y bodas. Incluso encontramos una zona acondicionada para tratar enfermedades del sistema respiratorio. La humedad de Wieliczka, junto con la altísima concentración de sal, provoca un ambiente excelente para tratar los problemas pulmonares.
A gran profundidad encontramos un lago, con una concentración de sal inusitada; mayor que la del Mar Muerto.
La catedral de sal ¿La conocían?
Por cierto; hay otra. También bellísima.
La “Catedral de la sal” de Zipaquirá, en Colombia.
Esta es su cúpula.
Antonio Carrillo