La ceremonia del té y el señor Chapuza

Publicado el 10 mayo 2013 por Nmartincantero

Esta mañana esperaba con mi bici a que el semáforo se pusiera en verde para cruzar la calle cuando, al dar la curva, una hormigonera va y suelta un enorme chorro de agua con cemento. Solamente me ha salpicado, pero ha sido suficiente para ponerme perdida. Decidí dar un pequeño rodeo y seguir durante un rato a la hormigonera. En cada pequeño bache o curva, continuaba soltando un chorro de agua, asustando a ciclistas, motociclistas y coches alrededor. ¿Acaso no era consciente de esto el conductor? Seguramente sí. Pero también imagino que su primer objetivo era llegar al destino y alcanzar al final de la jornada. Detenerse a solucionar este problema supondría un rodeo que no le apetecía tomar.

La apatía y la desidia en el trabajo –por numerosas razones que quizás lo justifiquen y en las que ahora no voy a entrar–son elementos que están siempre en el aire; se respiran casi tanto como la contaminación. Desde los tres magníficos que llegan a arreglarte el radiador con una linterna hasta el pavimento de la acera que rodea el coche abandonado (es más cómodo rodearlo y dejar el hueco que no retirarlo). La causa o consecuencia, en fin, de la famosa good quality.

Acabo de aprender la expresión chā bù duō, una frase al parecer muy utilizada que, entre otras miles de cosas (el chino es, hasta donde sé, la cosa más ambigua y versátil que se pueda imaginar) viene a decir precisamente eso: hazlo, sin importar cómo. Esta divertida historia sobre la vida del Señor Chabuduo lo ejemplifica muy bien (desafortunadamente, sólo en inglés).

Mr Chabuduo a menudo decía: “Las cosas solamente hay que hacerlas ´chabuduo´ (más o menos) para que estén bien. Después de todo, ¿qué sentido tiene ser un perfeccionista y malgastar el tiempo y el esfuerzo necesarios para hacer las cosas absolutamente correctas todo el tiempo?”

Hoy, de todas formas, me proponía escribir de lo contrario. De la ceremonia del té, cuando toda la atención está puesta en el detalle, en el momento. Si el mundo se derrumba unos segundos después, qué importa. 

 

Este vídeo es casi tan relajante y magnético como uno de mis favoritos de todos los tiempos, el primer baño de un bebé. Uno y otro, al final, comparten esto: cómo haces una cosa es cómo haces todas las demás. O, si se prefiere, lo importante no es lo que haces, sino cómo lo haces.

Y, hablando de cosas bien hechas, mención especial a los responsables de este vídeo: la web documental Buscando Historias, una causa periodística que merece la pena apoyar.