DONALD TRUMP VIVE DE LA FARÁNDULA. Es un payaso ególatra, por ahora - circunstancialmente - metido en política. --- Sabe cómo llamar la atención y la media siempre sedienta de escñandalos, se la regala sin misericordia, metiéndonos a Trump y sus burradas en la casa a través de la TV, la radio y los diarios.
Trump ha hecho algo inédito en la política estadounidense: ha Chavinizado el debate. Ha logrado transformar el foro político en un circo.En un estilo calcado del de Hugo Chávez ha bananizado con slogans, ataques e injurias, lo que debería ser una discusión de ideas. En su furia xenofóbica, Trump - irónicamente - ha logrado latinizar más que nadie el ambiente político de su país.
No se ha quedado muy atrás de Chávez mismo: 'Ayer estuvo aquí el diablo, todavía hay olor a azufre!', ni de Maduro: 'Jesús multiplicó los penes y los panes', ni de Evo Morales: 'los indígenas se autosuicidaron antes de ser esclavos...', ni de Cristina Fernández: 'los buitres son chupadores de sangre reconocidos internacionalmente...', ni de Rafael Correa: 'apaguen la tele y tengan la mente limpia. No es necesario leer periódicos...'
Trump asimiló el estilo de matón de barrio que ha estado tan de moda en la política de Latinoamérica. Lo tradujo y lo americanizó. Tal como esos políticos son la representación del lumpen cultural hispano, Trump es el representante del redneck estadounidense.
Con una diferencia - Latinoamérica ha sufrido por decenios varios presidentes de esta calaña, Trump no será presidente de los EE.UU.