La cigarra del octavo día es una sencilla y serena novela, incluso en sus tramos más angustiosos, que trata, en primera instancia, sobre la huida que emprende una mujer que roba un bebé que no es suyo, que no le pertenece, que no dio a luz, del cual, sin embargo, siente que es su verdadera madre, la madre que dicho bebé merece. La autora elabora así un relato que es, a la vez, un certero y complejo retrato psicológico de una mujer en constante contradicción con sus propios principios (no le es ajeno el hecho de que, en efecto, ha cometido un delito que, seguramente, tiene destrozada a la pareja de la que sustrajo el bebé; no le es ajeno, tampoco, que ella es una víctima de las circunstancias tanto como es victimaria de esta otra) aunque plena y conscientemente decidida a llevar a cabo su misión hasta las últimas consecuencias, así como una suerte de sutil thriller de personaje siendo perseguido y al que constantemente le pisan los talones, en tanto no son pocas las peripecias que esta mujer debe sortear para evitar ser atrapada con el bebé. Más allá de eso, que de por sí constituye un notable ejercicio narrativo, La cigarra del octavo día es una honda y dinámica reflexión en torno a temas universales como lo son la familia, la identidad propia, los lazos y construcciones sociales, las conflictivas relaciones interpersonales (profesionales, sentimentales, familiares), la autenticidad de los afectos y uniones, la soledad y alienación que viven muchas personas acosadas por rígidas e inflexibles posiciones morales, el machismo de las instituciones y de los individuos, las dificultades propias de toda madre soltera, el odio y el amor... En esta novela veremos numerosas mujeres despreciadas y empujadas, aisladas, doblemente víctimas en tanto sufren toda clase de violencias y luego son ellas las que pagan el precio, las que llevan el peso de la culpa y la vergüenza. Veremos el abandono al que son sometidas cuando las cosas se tuercen para mal. Veremos qué significa ser familia, ser hijo/hija, ser padre o madre, si es algo biológico, si es algo afectivo, qué demonios es. En realidad tendría que entrar más o menos en detalle para explicarme mejor porque ciertas frases, ciertas ideas, muy elocuentes y poderosas, son a su vez revelaciones argumentales que es mejor que ustedes puedan experimentar por propia cuenta. La palabra secuestro se usa bastante y se usa dándole una vuelta de tuerca bien interesante, bien reveladora. A veces padre y madre son sólo apenas palabras, como meros títulos nobiliarios. Y eso es tan sólo la punta del iceberg; como digo, a partir de este caso, la autora elabora una historia en donde, a su manera sutil pero ciertamente feroz y crítica, repasa a la sociedad japonesa de cabo a rabo, de punta a punta, desde lo más general a lo más particular, no hay estrato que no se salve. Podría decirse que La cigarra del octavo día es una historia de orfandad, ya sea material o emocional o de lo que sea, pero de orfandad al fin y al cabo, orfandad a partir de la cual sus personajes intentan encontrar su camino, intentan llegar a puerto en esa búsqueda existencial que inconscientemente emprenden. Una historia de orfandad y esperanza: una razón para vivir. Y un lugar, tu lugar en el mundo.Por lo demás, también vale la pena mencionar el grácil y certero manejo del suspenso de parte de la autora, capaz de crear una atmósfera permanentemente tensa, anticlimática, que le viene a la perfección porque de eso se trata también en términos dramáticos: ¿habrá algún momento en que la vida de esta mujer y la bebé por fin podrá alcanzar la paz y la armonía con su propia circunstancia, con el presente?, ¿o por el contrario cada página, cada palabra, cada momento de aquí hasta quién sabe estará bajo el peso del miedo a la captura? Visto de esta manera, este libro también funciona como relato de supervivencia, urbana y todo, pero supervivencia al fin y al cabo: la perpetua lucha con lo desconocido, con el misterio del porvenir, acechando en cada esquina y cada recodo del camino.Una lectura, en efecto, totalmente recomendable que les deparará muchas más sorpresas de las que creen (he sido bien escueto) y que conducen a un final bellísimamente trágico y devastador a su manera. Orfandad, esperanza... y felicidad. Ejes de esta excelente novela.
Sólo préstamos producidos este 2024, cinco en total, es lo que arroja la ficha bibliográfica de este ejemplar, uno de los siete que andan dando vueltas en el sistema bibliometrino. Como ven, los timbres están bastante bien colocados a excepción del último, pero qué le vamos a hacer, ya nos hemos resignado a una vida de mediocridad. Me pregunto cómo andarán los otros ejemplares de este libro.