Ella sólo desea ser feliz, sin temor a desvestir su alma ante alguien, entrenándose durante años para esos momentos en los que una nunca está preparada. Situaciones en las que en un abrir y cerrar de ojos pueden abrazarle bien fuerte el corazón, sintiéndose plena, o bien recibir otra decepción, pero esta vez sin escudos, sin dolor permanente.
Ella sólo desea ser feliz, dejando atrás a las personas que no merecen estar en su vida y dando la bienvenida a las que son difíciles de encontrar, pero se hacen un hueco infinito en su corazón.
Ella sólo desea ser feliz, comprendiendo que el primer paso debe darlo ante el espejo. Ese reflejo al que nunca le sonreía porque, a veces, se desconocían mutuamente sintiéndose extrañas. Sin embargo, ahora no existen mejores amigas, sus manos se han entrelazado para no permitirse dejar caer nunca.
Y es que ha comprendido que la felicidad, resistencia y fortaleza tiene que conseguirlas por ella misma. Ella siempre será su primer y último amor. Cuanto más desnuda se siente más fuerte es, su piel ahora cicatriza a doble velocidad. Cuando menos tiene, es cuando más da. Cuanto más sonríe, más feliz es. Cada vez que escala en su interior y consigue llegar a la cima, es cuando más eterna se siente. Respira hondo, graba esa sensación y coloca su propia bandera. Nunca se olvidará de lo alto que es capaz de llegar cada día.