Hay un futuro para el libro digital? Sí. Desaparecerá el libro en su formato convencional? No. Y... entonces??Es como si no pudiese existir un término medio. Nos empeñamos siempre en ver en blanco y negro y en buscar respuestas reduccionistas con el fin de simplificarnos las cosas en un mundo en color, cada vez más variado y en el que hay cabida para todo.
Son muchos los expertos que aseguran que el libro impreso tiene los días contados y que el libro digital será su verdugo, por el contrario, otros vaticinan que los sistemas de lectura digital terminarán por desaparecer y que aparatos como los diversos modelos de eReaders, sucumbirán ante la proliferación de tabletas y smartphones. En los extremos –porque los hay, como en todo-, encontramos declaraciones como las del agente literario, Andrew Wylie, uno de los más influyentes en el sector y conocido como “el Chacal”, que asegura, así, a pelo y sin pestañear, que leer contenidos a través de un Kindle provoca cáncer.Personalmente, y trabajando en publicidad durante un buen montón de años, aprendí que un producto “se vende” cuando existe en el consumidor una necesidad de él; o bien, y en el caso de que esa necesidad no exista, el trabajo del publicista... es el de crearla.
Significa eso que el hecho de que un formato (impreso o digital) triunfe sobre el otro, será por medio de una estrategia publicitaria? No necesariamente. Me refiero a que “no necesariamente” habrá una agencia publicitaria detrás de qué pueda suceder con el futuro del libro, pero sí que dependerá, y mucho, de la necesidad que exista en el público lector, e incluso en las propias editoriales de aquí en adelante.
Bastará con que el negocio del papel deje de serlo para los editores convencionales y vean unas posibles fuentes de ingresos en otros contenidos (APPS, por poner un ejemplo). O que la obra “x”, del autor “y”, editada por “z” y llena de contenidos multimedia en formato digital se convierta en un fenómeno de ventas a nivel de Boom Editorial, para que el resto de editores (sus competidores) infesten el mercado de productos, casi idénticos, convirtiendo lo que ahora parece “marciano” en la cosa más normal. O bien sucederá que con el paso del tiempo; es decir, antes de lo que nos podamos llegar a imaginar, las editoriales no se limitarán a gestionar contenidos en base a textos, ilustraciones y fotografías, sino que gestionarán también aplicaciones, contenidos audiovisuales, o realizarán híbridos de libros editados en papel vinculados a gran cantidad de material multimedia online.
Por mi experiencia personal puedo hablar de ese formato híbrido compuesto de libro impreso con contenido adicional multimedia. Ya comenté en una anterior entrada que gran parte de mi actividad profesional se desarrolló durante muchos años en el mundo audiovisual (publicidad, televisión, dibujos animados, etc) y que cuando aterricé en el mundo editorial a principios de este siglo, me resultaba –y me sigue resultando difícil-, limitarme a contar historias en las que el único formato fuese el narrativo o el gráfico limitado a ilustraciones estáticas. Mi necesidad es la de contar historias, escritas, ilustradas o ambas cosas, pero... Por qué negarme a la posibilidad de ofrecer contenidos en otros formatos? Así pues en el año 2011 empecé a trabajar en un proyecto en el que poder dar cabida a cuantos contenidos pudiesen tener lugar; contenidos que serán los que el editor –a mi juicio- deberá gestionar en un futuro inmediato.
Gery Garabatos
El proyecto en cuestión se trató de una novela escrita y con alguna ilustración cada dos o tres páginas. Una novela destinada al público juvenil, titulada GERY GARABATOS e impresa en formato convencional, pero con vínculos y enlaces que llevan al lector a vivir esas experiencias multimedia más allá de la propia historia.Para el protagonista de la novela creé su propia página weby un perfil en Facebook, lugares en los que compartir ese material adicional con los lectores. Las historias tratan de un preadolescente, Gery, que pasa las horas de clase haciendo garabatos en sus cuadernos en lugar de tomar apuntes, y a través de esos contenidos adicionales podemos ver como sus garabatos cobran vida gracias a películas de animación y sencillos videojuegos.
El primer título de Gery Garabatos: una novela juvenil de 180 páginas acompañada de dos películas de animación de un minuto de duración cada una, tres videojuegos sencillísimos y sesenta tiras cómicas que se fueron publicando semanalmente a lo largo de ese año en la web y el Facebook del personaje, fue editado en mayo del 2012 por Ediciones B y con una notable buena acogida por parte del público lector a nivel nacional e hispanoamericano. Prueba de ello es que a pesar de que el sector editorial está pasando por sus horas más bajas y de que los editores se lo piensan mucho antes de editar algo que no vaya a funcionar, en enero del 2014 salió el segundo título de la colección con nuevos contenidos multimedia a los que se puede acceder a través de los códigos BIDIque se encuentran en algunas de las ilustraciones de la novela.
Como siempre, no es necesario situarse en un extremo o en otro ni en determinar de un modo absoluto si un formato llegará o no, o si otro desaparecerá. Los datos del sector editorial del 2010 al 2012 apuntaban un crecimiento exponencial del libro digital sobre el impreso, situándolos a ambos en un 40%, 60% respectivamente. Ese crecimiento del formato digital hizo temblar los cimientos del sector, pero curiosamente se estancó en el 2013 e incluso está sufriendo un retroceso en el 2014. No se va a acabar el mundo, eso está claro y ambos formatos coexistirán en el futuro.
la prensa escrita y la novela juvenil es posible que encuentren su lugar en el formato digital; la primera porque resulta cómodo leer la prensa desde la pantalla del ordenador o desde la tableta y conjuntamente con las redes sociales, estar a la última y compartir todo cuanto pueda suceder en cualquier lugar del mundo, la segunda porque el formato digital o híbrido, le ofrece al público lector juvenil la posibilidad de interactuar con diversos contenidos y en diferentes formatos, y eso, teniendo en cuenta que nuestros preadolescentes están cada vez más acostumbrados a recibir información masiva y a procesarla con relativa facilidad, quizá será el mejor modo de acercarles a la lectura sin impedirles acceder a otras ofertas de ocio; al contrario, se las podemos ofrecer conjuntamente con la misma novela.
Los álbumes ilustrados infantiles dudo que abandonen el formato en papel ya que permite que los pequeños de la casa puedan disfrutar de las ilustraciones a un tamaño mayor del que lo harían con un dispositivo digital; y además, el placer de los padres a la hora de leerles un cuento a sus hijos al acostarles por las noches también es un factor a tener en cuenta. Eso no quita, que de nuevo, un formato híbrido pueda hacerse un hueco y que, además del álbum ilustrado, exista alguna aplicación en forma de juego que pueda complementar su contenido.la novela de adultos o el ensayo, también creo que el formato impreso persistirá o coexistirá con el digital, pero que ninguno de los dos desbancará al otro.
los libros complementarios, de referencia, manuales, etc., que en base a su naturaleza o contenido podrán ser editados también en ambos soportes sin el menor problema.
Algo que aprendí también en publicidad, y haciendo referencia al título de la entrada, es que la clave, de cualquier cosa... está en los ganchitos.
Morrie Yohai
Morrie Yohai se encontraba en la fábrica de comestibles de su padre situada en el Bronx de Nueva York y especializada en la fabricación de copos de maíz. Eso era en la década de los cincuenta del pasado siglo y, al por entonces joven Morrie, se le ocurrió que la fábrica podía funcionar a pleno rendimiento si en lugar de fabricar un producto que se consumía únicamente a la hora del desayuno, fabricase otros que pudiesen consumirse a cualquier hora del día, entre comidas, como tentempié o en los aperitivos. Decidió espolvorear algunos de esos copos de maíz con queso deshidratado cheddar y sal, convirtiéndolos en productos salados y aptos para su consumo en cualquier momento. Así fue como creó la marca Cheez Doodle(garabatos de queso), lo cual le sirvió para conseguir un gran éxito, vender su empresa al grupo alimenticio Borden Inc en los años setenta, convertirse en su vicepresidente y encargarse de seleccionar los juguetes que se regalaban con los paquetes de ganchitos mientras que paralelamente, era profesor de empresariales en el Instituto de Tecnología de New York.Últimamente ando preguntándoles a amigos y conocidos con qué tipo de snacks llenan las mesas de sus casas cuando toca celebrar el cumpleaños de alguno de sus hijos, y las respuestas son muy reveladoras:
- Todos ellos citan: olivas, mini bocadillos, croquetas, algunos frutos secos, tacos de queso y de jamón, pero en primer lugar mencionan los ganchitos.
- Los que no mencionan los ganchitos en primer lugar citan el resto de snacks, pero no olvidan, en un momento u otro, que también ponen ganchitos.- Absolutamente ninguno de los preguntados pasó por alto los ganchitos, e incluso aquellos que los olvidaron, cuando yo les pregunté: “Y no pones ganchitos?”, respondieron: “Oh, si, claro! Como no... los ganchitos!”.
Teniendo en cuenta que existen snacks naturales como son: las olivas, los tacos de queso o de jamón, los frutos secos, o los boquerones, berberechos, anchoas, etc., para los aperitivos... Qué necesidad había de inventar un snack semiartificial como los ganchitos, cuando aparentemente no era necesario? Y a qué se debe que difícilmente podamos imaginarnos una fiesta de cumpleaños o un aperitivo sin ellos?
Sin duda una astuta campaña publicitaria hizo bien su trabajo y el boca oreja se ocupó del resto.Actualmente se producen cada año siete millones de kilos de Cheez Doodle en los Estados Unidos.
Consumamos lectura en cualquiera de sus formatos (incluso los que nos puedan parecer similares a los ganchitos), ya que por más prescindibles que nos parezcan, tarde o temprano formarán parte de nuestras vidas cotidianas, aunque siempre, absolutamente siempre, nos quedarán las tradicionales olivas, tacos de queso y de jamón, mini bocadillos, boquerones, berberechos, anchoas, etc.
Así pues, no temamos por el futuro del libro ni por su formato. Procuremos adaptarnos a los cambios sin traumas y con optimismo, y no olvidemos, que al final, lo que realmente importa... es el contenido.