Una de estas noches, ya tarde por cierto estaba mirando en televisión un programa de cocina. Los chef que estaban en una competencia culinaria preparaban unos esquísitos platos utilizando corvina, la cual para serles sincero me encanta. Cada uno de ellos se esmeraba no solamente en que sus proposiciones tuvieran un sabor que estimulara el paladar, sino también en la presentación de sus platos, tomando en cuenta el colorido, ubicación y adorno de sus platos. Tengo que serle muy honesto, después de algunos minutos tenia tanta hambre que hubiera estado dispuesto a prepararme una corvina si la hubiera tenido. Y cuando le digo hambre, me refiero a apetito feroz. La verdad y como me estoy imaginando que usted ya esta pensando que me di la gran comelona de la noche, tengo que desilusionarlo diciendo que definitivamente no comí absolutamente nada, así como lo lee.
Sin embargo al irme a la cama con mucha hambre por cierto vinieron a mi mente tantos pensamientos paralelos al tema que estoy tratando. Pensé que maravilloso seria que los predicadores, enseñadores, teólogos y maestros de la Biblia aprovecharan ese don que Dios les ha dado a la hora de presentarnos el evangelio de tal forma que despierten en los oyentes un hambre profunda por la Palabra de Dios. El hombre por su naturaleza tiene la necesidad de alimentarse espiritualmente, solo que a veces ese apetito espiritual no se ha desarrollado en las personas para que añoren saciarsen del único alimento que los puede saciar.
Lo más lamentable por así decirlo es que esos chef espirituales que tienen que despertar nuestro deseo de saciarnos, nos presentan un evangelio carente de orden, color y sobre todo sabor. Por el contrario y en la mayoría de los casos sus platos están tan cargados del condimento de la condenación, falta de perdón, critica y discriminación, que no es de asustarnos que esa presentación tan cargada de religión no llame para nada la atención de los necesitados hambrientos.
Yo he encontrado en la Biblia y hablando sobre la forma de predicar de Jesús, que por cierto ha sido y será el mejor chef espiritual que hemos tenido; que aunque a veces a utilizo ingredientes que quizás a primera vista no nos llamaban mucho la atención, al participar de ellos causaban al gusto interior una sensación de paz, bienestar y sobre todo justicia.
Son precisamente esos manjares de la alta cocina del cielo los que en el día de hoy estábamos necesitando, sobre todo cuando hay una humanidad hambrienta, insatisfecha y sobre todo carente de perdón. Definitivamente es menester correr hasta los pies de Cristo para que nos alimente de sus palabras y su justicia nos envuelva.
Hola. Deseo con todo mi corazón que usted este bien y sea un disfrutante de todas esas cosas maravillosas que Dios tiene para Todos los que a él se acercan. Ninguna de mis meditaciones tienen como objetivo ofenderte o de alguna medida hacer sentir mal a alguien. Solamente son mis meditaciones personales que trato que de alguna manera queden registradas en algún lugar a manera de ensayo. Este bien y no deje de amar a Dios. Gracias
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