Revista Literatura

La comunidad

Publicado el 26 abril 2011 por B
Mi casa tiene siete pisos y todos tienen un misterio. Los vecinos del último piso se creen tan importantes por ser del último piso que no saludan nunca a nadie y se han apropiado de la azotea. Toman el sol en verano y de la tripa de la señora podrían hacerse salchichas para un comedor infantil. Un poco más abajo, en el cuarto, hay uno que dice que es pintor, pero nunca lo hemos visto pintar nada. Montó un restaurante hace cinco años y a la semana empezaron a desaparecer botellas de vino de los trasteros. No hagas caso de las películas americanas y nunca seas amiga de tu vecino, te puede robar. Los trasteros son oscuros, la luz artificial relampaguea y a veces se ven cucarachas corretear por las esquinas. Si las miras fijamente, si vences el asco inmundo, las puedes oír hasta pensar. La última vez entendí que planeaban cómo adueñarse de los pisos.Los del 2ºB agrandaron su plaza de garaje sin pedir permiso a nadie. Abrieron un hueco en la pared, con pico y pala, como los que intentan escapar de la cárcel, y donde cabían justo dos coches ahora entran dos más.La del primero... La historia del primero no me la sé bien. Sé que es una señora muy rica, que juntó dos pisos, que tenía muchas sirvientas filipinas que le hacían la compra y sus hijos y nietos venían a verla los domingos. Todo iba bien hasta que el hijo le dijo que se habían arruinado y le dio un jamacuco. Lo que no sé es si está viva o no. Y tampoco sé si los hijos siguen siendo pobres; le tendré que preguntar al portero, que lo chiva todo.En el quinto viven tres brujas. Tienen el pelo rubio platino, son bajitas, con cara de sota, no saludan y nunca sujetan la puerta. Yo no subo con ellas en ascensor, que me dan miedo. Mi hermana se ríe de ellas y yo le digo que se calle, que un día nos embrujarán, como a Luisito, y eso que es hijo de una de ellas. El misterio de Luisito es el más grande de todos. Luisito debería tener ahora veinte años, pero nadie está seguro, porque no se le había visto desde el 2006. Hace un par de meses mi hermana se lo chocó en la escalera, y se quedó paralizada, porque seguía teniendo la misma cara, la misma estatura, la misma mochila y los mismos deberes de colegio que en 2006. A Luisito le han hecho algo malo y no crece. Mi hermana ya no se ríe de las brujas. Hemos llegado a la conclusión de que manejan a las cucarachas del sótano, para que infecten la casa y así echarnos a todos a la calle. No lo van a conseguir. Dentro de dos semanas, coincidiendo con Saturno en su quinta casa celeste, entraremos en su casa por la noche, liberaremos a Luisito y a las brujas las quemaremos en la vitrocerámica. He averiguado que cuando las brujas se queman se convierten en azufre. Las quemaremos mucho, hasta que se queden renegridas, para que el azufre sea de mayor calidad. Luego lo meteremos en bolsitas de celofán, con una lacito dorado y lo venderemos al Corte Inglés o a la droguería de la esquina. Luisito crecerá y nosotras seremos ricas.

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